Mahmoud es un adolescente travieso que irradia la sonrisa más grande a pesar de haber perdido sus dientes frontales en los juegos bruscos de los niños.
Es un huérfano sudanés abandonado dos veces y desplazado dos veces en la desgarradora guerra de su país, uno de casi cinco millones de niños sudaneses que han perdido casi todo mientras son empujados de un lugar a otro en lo que ahora es la peor crisis humanitaria del mundo.
En ningún otro lugar de la Tierra hay tantos niños huyendo, tanta gente viviendo con hambre aguda.
La hambruna ya ha sido declarada en una zona, muchos otros subsisten al borde de la inanición sin saber de dónde vendrá su próxima comida.
“Es una crisis invisible”, enfatiza el nuevo jefe humanitario de la ONU, Tom Fletcher.
“Veinticinco millones de sudaneses, más de la mitad del país, necesitan ayuda ahora”, agrega.
En un momento de muchas crisis sin precedentes, donde guerras devastadoras en lugares como Gaza y Ucrania dominan la ayuda y la atención mundial, el Sr. Fletcher eligió a Sudán para su primera misión en el terreno para destacar su difícil situación.
“Esta crisis no es invisible para la ONU, ni para nuestros humanitarios en primera línea arriesgando y perdiendo sus vidas para ayudar al pueblo sudanés”, dijo a la BBC, mientras viajábamos con él en su viaje de una semana.
La mayoría de las personas en su equipo que trabajan en el terreno también son sudaneses que han perdido sus hogares, sus antiguas vidas, en esta brutal lucha por el poder entre el ejército y las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) paramilitares.
La primera visita de Mr. Fletcher lo llevó al orfanato de Maygoma de Mahmoud en Kassala, en el este de Sudán, ahora hogar de casi 100 niños en una escuela de tres pisos convertida en refugio.
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Cuando le pedí a Mahmoud, de 13 años, que pidiera un deseo, inmediatamente sonrió con su gran sonrisa de dientes de oro.
“Quiero ser gobernador estatal para poder estar a cargo y reconstruir las casas destruidas”, respondió.