Dos semanas después de que el Presidente Biden se retractara y aprobara disparar armas estadounidenses en territorio ruso, él y sus aliados más cercanos están preparando un tipo diferente de asalto, utilizando las ganancias de los propios activos financieros de Rusia para ayudar a la reconstrucción de Ucrania.
Durante dos años, las economías occidentales más grandes del mundo han debatido cómo manejar 300 mil millones de dólares en activos rusos congelados, que el Kremlin —de alguna manera inexplicable— dejó en instituciones financieras occidentales después de que comenzara la invasión de Ucrania en 2022.
Ahora, después de largos debates sobre si Occidente podía legalmente transferir esos activos al gobierno del presidente Volodymyr Zelensky de Ucrania, los aliados parecen estar al borde de un compromiso, que será anunciado en la cumbre del Grupo de los 7 en Italia.
El Grupo de los 7, que comprende las democracias más grandes y ricas del mundo, está a punto de acordar un préstamo a Ucrania de aproximadamente 50 mil millones de dólares para reconstruir la infraestructura devastada del país, con la comprensión de que será reembolsado con intereses ganados sobre los activos rusos congelados, según funcionarios occidentales. Pero incluso esa cantidad, dicen los expertos, apenas comenzaría a marcar una diferencia en la construcción de una nueva Ucrania.
