Ella buscó a su hermano desaparecido. Ahora, la gente la está buscando a ella.

Solo quedan algunas piezas rasgadas de la cinta de la escena del crimen alrededor de la casa de Lorenza Cano. Los fragmentos de vidrio de la puerta delantera han desaparecido. Lo mismo ocurre con los casquillos de bala. Todo lo que queda es la esperanza de que la Sra. Cano sea encontrada.

La activista de 55 años es una de las cientos de mujeres en México que se convirtieron en defensoras de la población desaparecida del país después de que sus propios seres queridos desaparecieron. El hermano de la Sra. Cano, José Francisco, fue secuestrado en 2018 y nunca apareció.

Ahora, ella misma ha desaparecido.

La semana pasada, hombres armados irrumpieron en su casa en Salamanca, una ciudad industrial en el estado central mexicano de Guanajuato, mataron a su esposo e hijo y se la llevaron en la noche.

La desaparición ha puesto de relieve una de las tragedias nacionales más espeluznantes de México: una crisis de desapariciones.

La impunidad es rampante, las fuerzas de seguridad pública han estado involucradas en algunos de estos crímenes y se han descubierto cementerios clandestinos en todo el país.

La desaparición de la Sra. Cano ha asestado un duro golpe a su comunidad en Salamanca, donde la guerra de los cárteles ha provocado una violencia récord en los últimos años. Los buscadores locales ahora están preocupados por su propia vulnerabilidad.

“Nos queda la pregunta: ‘¿Cuándo van a venir por mí y a llevarme?'” dijo Alma Lilia Tapia, portavoz de Salamanca Unidos en la Búsqueda de los Desaparecidos, un grupo de 206 familias que buscan a sus seres queridos desaparecidos, del cual la Sra. Cano es miembro.

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La desaparición de la Sra. Cano destaca uno de los trágicos y conocidos problemas de seguridad en México: la desaparición de personas.

La portavoz de Salamanca, Alma Tapia, ha estado buscando a su hijo, Gustavo Daryl, desde que desapareció en 2018. Ella dice que ellos y otros buscadores están en riesgo ya que no tienen protección y sienten que están equivocados. Se han sentido olvidados por las autoridades.

“Sentimos que nos han sido injustos,” dijo María Elena Pérez, otra de las buscadoras del colectivo cuya hija, Martha Leticia, fue secuestrada en 2018.

“No tenemos apoyo del gobierno, ni seguridad ni nada. Hay momentos en que debemos buscar por nosotras mismas, como podamos,” agregó. “Queremos que todo esto cambie.”

Julio César Prieto Gallardo, alcalde de Salamanca, defendió las acciones de su administración.
“Lamentablemente, en este caso, no hubo ninguna pista previa, ninguna amenaza previa,” dijo Guillermo García Flores, secretario municipal de Salamanca. “Fue un evento totalmente sorprendente.”

Durante una conferencia de prensa la semana pasada, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que no tenía información sobre el caso. “Pero todos los días estamos protegiendo a la gente y no hay impunidad para nadie”, agregó.

Los buscadores de Salamanca dicen que tienen poca fe en los funcionarios locales y federales. La semana pasada, dos hombres fueron arrestados y acusados de asesinato y desaparición en relación con el caso de la Sra. Cano.

Claudia Sheinbaum, candidata presidencial para el partido Morena en el gobierno de México, realizó una manifestación en Salamanca y reconoció la violencia que azota a la región.
“Guanajuato era un estado próspero y seguro. Y hoy ocupa el primer lugar en homicidios en todo el país,” dijo a la multitud. “En lugar de hacer crecer la economía, las inversiones huyen debido a la inseguridad.”

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Antes del discurso, la Sra. Tapia, portavoz de Salamanca, le entregó un sobre con una lista de demandas a la Sra. Sheinbaum. La Sra. Sheinbaum prometió que no abandonarían a la organización ni su misión. Sin embargo, estas fueron palabras que el colectivo ha escuchado antes.

La administración de López Obrador ha sido criticada por un recuento del registro oficial de desaparecidos que se presentó en diciembre. El nuevo censo redujo el número de desaparecidos a unos 94,000 en el registro nacional, pero los críticos argumentan que el proceso fue opaco.

Al final del recuento, los funcionarios dijeron que solo se podían “confirmar” alrededor de 19,000 personas. Algunos de los miembros del colectivo se reunieron recientemente fuera de un bar en el centro de Salamanca. Buscaban restos humanos que les habían dicho que estaban enterrados cerca de un río.

“Nuestro tiempo se acaba. Nos estamos poniendo más viejos,” dijo la Sra. Tapia. “Me gusta cuando encuentro a alguien, a quien sea”, dijo la Sra. Caudillo. “Me da un poco de paz saber que han sido reunidos con su familia.”

Simon Romero contribuyó con reportes desde la Ciudad de México y Miguel García Lemus desde Salamanca, México. Que pasa con HTML tags?