El simbolismo era fácil de ver. Cinco años después del Brexit, el primer ministro británico fue invitado a una cena informal con los líderes de la UE para hablar sobre restablecer relaciones. Se enviaron invitaciones semanas atrás con la intención de fortalecer lazos de defensa, seguridad y comercio. La crisis comercial más reciente: Aranceles a Canadá pausados por al menos 30 días. Hay una nueva dirección en el Reino Unido con un gobierno laborista que no quería el Brexit, mientras que la Unión Europea parece ser más pragmática buscando renovar una amistad perdida en un mundo hostil. A pesar de estar en camino hacia un acercamiento, los líderes de la UE pasaron la cumbre informal discutiendo la amenaza de una guerra comercial entre la UE y EE. UU. La hostilidad del presidente Trump hacia la UE se hizo evidente al hablar de los aranceles, mientras que con el Reino Unido podrían resolverlo. Se destaca la creciente relación entre un primer ministro laborista y un presidente republicano. La gran incógnita es si Starmer puede mantener relaciones cercanas con la UE y EE. UU. si empeoran las relaciones entre Washington y Bruselas. Algunas decisiones dependerán de cómo la UE maneje a este presidente impredecible. Existe una confianza moderada en Londres de que Trump no impondrá aranceles al Reino Unido. Starmer cree que puede manejar las relaciones con China, EE. UU. y la UE para beneficiar al Reino Unido, pero eso puede ser más fácil de decir que de hacer.
