El Reino Unido cede soberanía de las Islas Chagos a Mauricio.

Durante décadas, la pequeña nación insular de Mauricio luchó por obtener un apoyo internacional serio sobre el asunto.
Un puñado de habitantes de las Islas Chagos, que habían sido obligados a abandonar sus hogares a finales de la década de 1960 y principios de los años 70, llevaron repetidamente al gobierno británico a los tribunales.
Pero solo recientemente la opinión internacional empezó a cambiar.
Las naciones africanas comenzaron a hablar con una sola voz sobre el tema, presionando al Reino Unido en la cuestión de la descolonización.
Luego, el Brexit hizo que muchas naciones europeas se mostraran reacias a seguir respaldando la postura del Reino Unido en foros internacionales.
El gobierno mauriciano pasó al ataque, acusando al gobierno británico de amenazas verbales.
Y los mauricianos comenzaron una campaña cada vez más sofisticada, en la ONU, en los tribunales y en los medios de comunicación, incluso llegando a aterrizar y plantar una bandera en el archipiélago sin autorización británica.
Las negociaciones que llevaron al acuerdo del jueves comenzaron bajo el gobierno anterior del Reino Unido.
Pero el momento de este avance refleja un creciente sentido de urgencia en los asuntos internacionales, sobre todo respecto a Ucrania, con el Reino Unido ansioso por eliminar el tema de Chagos como un obstáculo para obtener más apoyo global, especialmente de las naciones africanas, ante la posibilidad de una segunda presidencia de Trump.
Los propios habitantes de las Islas Chagos, algunos en Mauricio y las Seychelles, pero otros viviendo en Crawley en Sussex, no hablan con una sola voz sobre el destino de su tierra natal.
Algunos están decididos a regresar a vivir en las islas aisladas, algunos se centran más en sus derechos y estatus en el Reino Unido, mientras que otros argumentan que el estatus del archipiélago de Chagos no debería resolverse por parte de extraños.
Se puede esperar una reacción negativa de algunas voces en el Reino Unido, aunque los sucesivos primeros ministros conservadores y laboristas han estado trabajando hacia el mismo objetivo amplio.
El candidato a liderar el Partido Conservador, Tom Tugendhat, argumentó que el acuerdo se había “negociado en contra de los intereses de Gran Bretaña” y que era “vergonzoso” que dichas conversaciones hubieran comenzado bajo el gobierno conservador anterior.
Lo calificó de “retirada vergonzosa que socava nuestra seguridad y expone a nuestros aliados”, mientras que el ex secretario de Relaciones Exteriores James Cleverly lo llamó un “acuerdo débil”.
Pero no se puede dudar de la importancia histórica de este momento.
Medio siglo o más después de que el Reino Unido renunciara al control sobre casi todo su vasto imperio global, finalmente acordó entregar una de las últimas piezas. Lo hizo quizás a regañadientes, pero también pacífica y legalmente.
Los territorios británicos de ultramar restantes son: Anguila, Bermudas, Territorio Antártico Británico, Islas Vírgenes Británicas, Islas Caimán, Islas Malvinas, Gibraltar, Montserrat, Pitcairn, Santa Elena, Ascensión y Tristán da Cunha, Georgia del Sur e Islas Sandwich del Sur, Islas Turcas y Caicos. También hay dos áreas de bases soberanas en Chipre bajo jurisdicción británica.

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