“Fui a bucear en un lugar donde el mapa decía que había un naufragio y luego vi algo”, dijo Manu San Félix.
Llamó a su compañero de buceo, que también es su hijo Iñigo, y se sumergieron más para inspeccionarlo.
Ver el coral, que está en las Islas Solomón, era como ver una “catedral submarina”, dijo.
“Es muy emocionante. Sentí un gran respeto por algo que ha permanecido en un lugar y ha sobrevivido durante cientos de años”, dijo.
“Pensé, ‘Wow, esto estaba aquí cuando Napoleón estaba vivo'”, añadió.
Los científicos en la expedición midieron el coral usando un tipo de cinta métrica bajo el agua. Tiene 34 metros de ancho, 32 metros de largo y 5,5 metros de alto.
A nivel mundial, el coral está enfrentando presiones severas a medida que los océanos se calientan con el cambio climático.
A menudo descritos como un “arquitecto” de los mares, los corales pueden unirse para formar vastos arrecifes donde viven peces y otras especies.
Los arrecifes de coral también sustentan los medios de vida de mil millones de personas, incluyendo el apoyo al turismo o la pesca, según el Foro Económico Mundial.
