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El gobernador Gavin Newsom vetó el sábado un proyecto de ley que habría requerido que los nuevos autos emitan un pitido a los conductores si exceden el límite de velocidad.
California se habría convertido en el primer estado en requerir dicho sistema para todos los autos, camiones y autobuses nuevos vendidos en el estado a partir de 2030. El proyecto de ley, destinado a reducir las muertes por tráfico, habría exigido que los vehículos emitan un pitido a los conductores cuando excedan el límite de velocidad en al menos 10 mph (16 km/h).
La Unión Europea ha aprobado una legislación similar para alentar a los conductores a reducir la velocidad. La propuesta de California habría incluido excepciones para vehículos de emergencia, motocicletas y scooters motorizados.
Al explicar su veto, Newsom dijo que la ley federal ya dicta los estándares de seguridad de los vehículos y que agregar requisitos específicos de California crearía un mosaico de regulaciones.
La Administración Nacional de Tráfico y Seguridad en Carreteras “también está evaluando activamente los sistemas de asistencia de velocidad inteligente, y imponer mandatos a nivel estatal en este momento podría interrumpir estas evaluaciones federales en curso”, dijo el gobernador demócrata.
Los opositores, incluidos grupos automotrices y la Cámara de Comercio del estado, dijeron que tales regulaciones deberían ser decididas por el gobierno federal, que a principios de este año estableció nuevos requisitos para el frenado automático de emergencia para reducir las muertes por tráfico. Los legisladores republicanos también dijeron que la propuesta podría hacer que los autos sean más caros y distraer a los conductores.
Es probable que la legislación haya impactado todas las ventas de autos nuevos en los Estados Unidos, ya que el mercado de California es tan grande que los fabricantes de automóviles probablemente solo harían que todos sus vehículos cumplan con la norma.
California a menudo utiliza ese peso para influir en políticas nacionales e incluso internacionales. El estado ha establecido sus propios estándares de emisiones para autos desde hace décadas, reglas que más de una docena de otros estados también han adoptado. Y cuando California anunció que eventualmente prohibiría la venta de nuevos autos a gasolina, importantes fabricantes de automóviles pronto siguieron con su propio anuncio de eliminar gradualmente los vehículos de combustibles fósiles.
La tecnología de alerta de exceso de velocidad, conocida como asistencia inteligente de velocidad, utiliza GPS para comparar la velocidad de un vehículo con un conjunto de límites de velocidad publicados. Si el auto está al menos 10 mph (16 km/h) sobre el límite, el sistema emite una alerta visual y auditiva única y breve.
La propuesta habría requerido que el estado conservara una lista de límites de velocidad señalados, y es probable que estos no incluyan carreteras locales o cambios recientes en los límites de velocidad, lo que resultaría en conflictos.
La tecnología se ha utilizado en Estados Unidos y Europa durante años. A partir de julio, la Unión Europea requerirá que todos los autos nuevos tengan la tecnología, aunque los conductores podrían desactivarla. Al menos 18 fabricantes, incluidos Ford, BMW, Mercedes-Benz y Nissan, ya han ofrecido algún tipo de limitador de velocidad en algunos modelos vendidos en América, según la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte.
La Administración Nacional de Seguridad en el Transporte por Carretera estima que el 10% de todos los accidentes automovilísticos reportados a la policía en 2021 estuvieron relacionados con exceso de velocidad. Esto fue especialmente un problema en California, donde el 35% de las muertes por problemas de tráfico estaban relacionadas con la velocidad, el segundo mayor en el país, según un análisis legislativo de la propuesta.
El año pasado, la NTSB recomendó que los reguladores federales requirieran que todos los autos nuevos alertaran a los conductores cuando excedieran el límite de velocidad. Su recomendación llegó después de un choque en enero de 2022, cuando un hombre con antecedentes de violaciones de velocidad pasó un semáforo en rojo a más de 100 mph (161 km/h) y chocó contra una minivan, matándose a sí mismo y a otras ocho personas.
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