El incidente desencadenó protestas y llamados a la renuncia de Rubiales, y también entró en el ámbito político. El primer ministro Pedro Sánchez, cuyo gobierno de izquierda ha aprobado reformas que buscan impulsar la igualdad de género y garantizar el consentimiento en las relaciones sexuales, dijo que el beso de Rubiales había mostrado que “todavía hay un largo camino por recorrer en cuanto a la igualdad y el respeto entre mujeres y hombres”.
Después de inicialmente mantenerse desafiante y denunciar una caza de brujas impulsada por un “feminismo falso”, el presidente de la federación finalmente dimitió, antes de que se presentaran cargos legales en su contra.
Los fiscales piden que Rubiales reciba una pena de un año de prisión por agresión sexual por el beso. También piden que se le imponga una pena de un año y medio por coerción, por supuestamente tratar de presionar a Hermoso para que dijera públicamente que el beso fue consensuado. Rubiales niega los cargos.
Tres colegas de Rubiales también están siendo juzgados, acusados de colaborar en la presunta coerción: Jorge Vilda, entrenador del equipo campeón del mundo, Rubén Rivera, exjefe de marketing de la federación, y el exdirector deportivo, Albert Luque. Todos niegan los cargos.
Isabel Fuentes ha seguido de cerca al equipo nacional femenino desde que fue una de las primeras mujeres en representar a España en el fútbol, a partir de 1971. Describe la controversia causada por el beso de Rubiales como “muy triste”, porque eclipsó la victoria en la Copa del Mundo, que, al ser mencionada, la lleva al borde de las lágrimas.
“Fue algo que nos habría gustado experimentar, pero no nos permitieron,” dice. “Estas jugadoras lo ganaron por nosotras. Ellas han vivido nuestros sueños.”
Fuentes jugó cuando todavía estaba en el poder la dictadura de Francisco Franco y al equipo femenino ni siquiera se le permitía llevar la bandera española en sus camisetas.
“El régimen dijo: ‘No queremos que juegues al fútbol, pero simplemente te ignoraremos,'” dice. “Y la federación puso todo tipo de obstáculos en nuestro camino.”
Al igual que muchos aficionados, se sintió preocupada por cómo la controversia de Rubiales afectó la imagen internacional del fútbol español y también se sorprendió por las imágenes que mostraban al ex presidente de la federación celebrando la victoria en la Copa del Mundo agarrándose la entrepierna mientras estaba a pocos metros de la Reina Letizia de España.