El líder ruso, Vladimir Putin, firmó un decreto que facilitará la concesión de la ciudadanía rusa a niños ucranianos deportados, lo que a su vez permitirá adoptarlos como rusos y cambiar su identidad, informó el Defensor del Pueblo Dmytro Lubinets el 5 de enero.
Las autoridades ucranianas han identificado a más de 19,000 niños ucranianos que han sido deportados ilegalmente a Rusia desde el inicio de la invasión a gran escala en febrero de 2022. Hasta ahora, solo 387 niños han sido devueltos, según la base de datos nacional “Children of War”.
El decreto firmado el 4 de enero establece que huérfanos ucranianos y niños que hayan quedado sin cuidado parental pueden recibir la ciudadanía rusa por decisión personal de Putin sin tener en cuenta todos o algunos requisitos de la legislación federal.
La solicitud de ciudadanía para dicho niño puede ser presentada por su tutor legal o por el director de una organización rusa responsable del niño.
Según Lubinets, Rusia tiene como objetivo otorgar la ciudadanía rusa a más niños ucranianos deportados para que ya no cuenten de iure como ucranianos que permanecen en su territorio.
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“Significa que para los niños ucranianos deportados que actualmente se encuentran en instituciones rusas o bajo el cuidado de familias rusas, los ciudadanos rusos pueden presentar solicitudes para unirse a la ciudadanía, las cuales Putin satisfará sin hacer ningún tipo de demandas”, dijo Lubinets en Telegram.
“Entendemos las terribles consecuencias de tales acciones porque el siguiente paso después de que reciban la ‘ciudadanía’ de la Federación Rusa será la adopción de niños como rusos, y después de eso, el cambio de sus datos personales”, continuó.
A fines de noviembre, Lubinets confirmó el primer caso registrado de una identidad cambiada de un niño ucraniano adoptado ilegalmente por un ciudadano ruso.
Originalmente llamada Marharyta Prokopenko, la niña fue secuestrada de un hogar infantil en la entonces ocupada Jerson, adoptada por la familia de un diputado ruso, le concedieron la ciudadanía rusa y la renombraron Marina Mironova. Supuestamente, su lugar de nacimiento se cambió en los registros a Podolsk, Rusia.
“En un momento dado, puede suceder que no quede ni un solo niño ucraniano en la Federación Rusa porque todos ellos pueden convertirse en rusos en los próximos 3 meses”, agregó Lubinets en su publicación del 5 de enero.
Hizo hincapié en que la transferencia forzada de niños de un grupo nacional a otro es un signo de genocidio.
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