El creciente involucramiento del sector privado en los sistemas de salud pública de Canadá

Esta semana, el gobierno provincial de Ontario anunció que estaba expandiendo la cantidad de clínicas privadas que proveen servicios médicos.

En este momento, Ontario tiene alrededor de 900 de estas clínicas, y en su mayoría ofrecen imágenes médicas y cirugías de cataratas. Sylvia Jones, la ministra de Salud de la provincia, dijo esta semana que el gobierno estaba expandiendo su programa para incluir reemplazos de cadera y rodilla.

La provincia está teniendo cuidado de no violar la Ley de Salud de Canadá al exigir que las personas paguen por procedimientos médicamente necesarios. Eso pondría en peligro los 20 mil millones de dólares canadienses que la provincia recibirá este año del gobierno federal para la atención médica. Si bien las clínicas serán de operación privada, sus procedimientos estarán cubiertos por el plan de atención médica provincial como si se hubieran realizado en hospitales públicos.

La Sra. Jones dijo que la expansión permitirá que se realicen más procedimientos de este tipo y que al hacerlo se reducirán los tiempos de espera para los pacientes. Sus críticos dicen que socavará aún más el sistema público, que en realidad puede aumentar los tiempos de espera y que es un paso hacia la privatización total de la atención médica.

El anuncio del gobierno coincidió aproximadamente con la publicación de un estudio del Instituto C.D. Howe que no toma partido en el debate, pero contabiliza el nivel de atención médica privada ya establecida en las provincias canadienses.

Como todo en la atención médica canadiense, el nivel de privatización varía según la provincia. Pero la versión muy resumida del documento es que el nivel ya es mucho más alto de lo que la mayoría de la gente podría esperar y que parte de él está arraigado.

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Katherine Fierlbeck, autora del informe y profesora de ciencias políticas en la Universidad Dalhousie de Halifax, me dijo que al agregar todos los principales servicios proporcionados privadamente, incluidos medicamentos, odontología, fisioterapia y optometría, “es mucha atención médica, alrededor del 30 por ciento, en la que no tenemos problemas, en su mayor parte, que esté en el sector privado”.

Además, entidades privadas, tanto con fines de lucro como sin fines de lucro, durante mucho tiempo han proporcionado pruebas médicas, suministrado enfermeras para el cuidado en el hogar o para cubrir carencias de personal en el hospital, construido nuevos hospitales en asociación con los gobiernos y operado equipos costosos como máquinas de resonancia magnética en arreglos similares. En Quebec, 642 médicos ahora trabajan fuera del sistema público, que cuenta con 22,981 médicos.

La Profesora Fierlbeck, quien estudia los sistemas de atención médica de Canadá, dijo que había notado un cambio en la dinámica política que rodea la atención médica pública. En el pasado, dijo, hablar de privatizar la atención médica o hacer que los pacientes o las aseguradoras privadas paguen por procedimientos cubiertos por las provincias era políticamente tóxico.

“En mi vida, y especialmente en las últimas décadas, los canadienses han tenido un verdadero miedo visceral a la atención médica privada, en gran parte debido a la proximidad a los Estados Unidos y a todas las historias de terror que provienen de allí”, dijo. “Es por eso que se tiene este rechazo instintivo a la atención médica privada. Las cosas se venden políticamente más fácilmente cuando son blanco o negro. Cuando dices que hay mucho terreno gris por ahí, es más difícil captar la imaginación pública”.

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Pero la Profesora Fierlbeck dijo que factores como la grave falta de médicos de familia en muchas provincias, los largos tiempos de espera para algunas cirugías y en salas de emergencia, y los cierres de hospitales debido a la falta de personal habían creado “una cierta forma de angustia moral” entre muchos canadienses.

Esas personas “siguen apoyando la atención médica pública en principio”, dijo, pero si una clínica privada pudiera ver a su hijo enfermo antes de que pudiera hacerlo el sistema público, muchos de ellos no dudarían en elegir esa opción.

La profesora Fierlbeck dijo que estaba probando algunas suposiciones sobre la atención médica privada en otras investigaciones. Pero advirtió a provincias como Ontario que están trasladando más tratamientos y procedimientos fuera de los hospitales y hacia clínicas de propiedad privada.

Hasta la fecha, la mayoría de estas clínicas han sido propiedad de grupos de médicos y son empresas relativamente pequeñas. Pero la profesora Fierlbeck predice que a medida que el negocio de las clínicas crezca, las grandes empresas de atención médica con sede en los Estados Unidos mostrarán un gran interés en el mercado canadiense.

“Ahora tenemos estas pequeñas clínicas independientes que son establecidas por personas locales”, dijo. “No tienen mucho peso político y no están interesadas en comportarse de manera agresiva. Pero si abres la puerta y permites que estas grandes corporaciones de los Estados Unidos entren, entonces actuarán de manera agresiva, de la misma manera que las compañías farmacéuticas actúan agresivamente, y tendrás que defenderte constantemente contra intereses que realmente quieren expandir los parámetros de los negocios privados con constantes cabildeos o demandas legales.”

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