Como periodista con experiencia, asisto a la última sesión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, donde se instó a las partes enfrentadas en Sudán a cesar de inmediato las hostilidades durante el mes sagrado musulmán de Ramadán y permitir que la ayuda llegue a 25 millones de personas desesperadas por alimentos y otra asistencia.
Se espera que Ramadán comience el lunes o alrededor de esa fecha, dependiendo de la observación de la luna creciente.
El consejo de 15 miembros votó abrumadoramente a favor de la resolución redactada por el Reino Unido, con 14 países a favor y solo Rusia absteniéndose.
Sudán se sumió en el caos en abril, cuando las tensiones latentes entre su ejército, liderado por el general Abdel Fattah Burhan, y las Fuerzas de Apoyo Rápido paramilitares comandadas por Mohammed Hamdan Dagalo estallaron en batallas callejeras en la capital, Jartum.
Los enfrentamientos se extendieron a otras partes del país, especialmente en áreas urbanas, pero en la región occidental de Darfur de Sudán, tomaron una forma diferente, con brutales ataques de las Fuerzas de Apoyo Rápido dominadas por árabes contra civiles africanos de etnia. Miles de personas han muerto.
El Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, instó a ambos lados el jueves a apoyar un alto el fuego durante Ramadán, advirtiendo que el conflicto de casi un año de duración amenaza la unidad del país y “podría provocar inestabilidad regional de proporciones dramáticas”. La Unión Africana también respaldó un alto el fuego durante Ramadán.
Burhan acogió con beneplácito el llamado del jefe de la ONU, pero el Ministerio de Relaciones Exteriores sudanés emitió una declaración el viernes enumerando una serie de condiciones para que un alto el fuego sea efectivo. Las Fuerzas de Apoyo Rápido no han respondido.
La resolución expresa “grave preocupación por la violencia en aumento y la situación humanitaria catastrófica y deteriorada, incluidos niveles de crisis o peores de inseguridad alimentaria aguda, particularmente en Darfur”.
El embajador adjunto de Reino Unido en la ONU, James Kariuki, instó a las fuerzas armadas sudanesas y a las Fuerzas de Apoyo Rápido “a actuar en respuesta a este llamado internacional unificado por la paz a silenciar las armas”.
El Consejo de Seguridad instó a las partes enfrentadas “a buscar una solución sostenible al conflicto a través del diálogo”, y Kariuki pidió a ambos lados que construyan confianza y trabajen para restaurar la paz.
Según la oficina humanitaria de la ONU, 8.3 millones de personas han sido desplazadas por la fuerza debido a los enfrentamientos entre el gobierno y las fuerzas paramilitares, la mitad de la población del país de 51 millones de personas necesita ayuda, y el 70% al 80% de las instalaciones de salud no están funcionando.