A medida que la administración de Trump impone recortes profundos en la ayuda extranjera y los programas de energía renovable, el Banco Mundial, uno de los financiadores más importantes de proyectos energéticos en países en desarrollo, enfrenta dudas sobre si su mayor accionista, Estados Unidos, se mantendrá a bordo.
Si Estados Unidos decidiera retirarse, el banco perdería su calificación crediticia AAA, advirtieron dos agencias calificadoras en las últimas semanas. Eso podría reducir significativamente su capacidad para pedir prestado dinero. Aproximadamente el 18 por ciento de la financiación del banco proviene de Estados Unidos.