El apuñalamiento en un pueblo pequeño toma una importancia mayor para Francia.

El baile tradicional de un pueblo a 18 minutos de la ciudad finalizó de la manera tradicional, con peleas de jóvenes afuera. Lo que hizo única esta situación fueron las navajas relucientes.

Tres jóvenes fueron trasladados de urgencia al hospital temprano en la mañana del 19 de noviembre. Uno de ellos, el capitán de 16 años de un equipo de rugby local, murió en el trayecto debido a una puñalada en el corazón.

Lo que podría haberse considerado una tragedia local para los residentes de Romans-sur-Isère, una ciudad de clase trabajadora a 60 millas al sur de Lyon, rápidamente se convirtió en una historia nacional por una razón: la raza. La víctima era un adolescente blanco del campo, mientras que muchos de los sospechosos eran de ascendencia norteafricana y de La Monnaie, un barrio famoso por el tráfico de drogas.

Casi de inmediato, la extrema derecha, políticos y los medios de derecha aprovecharon el caso como prueba de que los valores tradicionales de Francia estaban siendo amenazados por los inmigrantes y sus descendientes, quienes se negaron a asimilarse, según ellos.

Nourished by this interpretation, 50 to 100 ultraright nationalists later descended on the city to avenge what they characterized as an anti-white murder. Armed with iron bars and baseball bats, they chanted, “Islam get out of Europe.”

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