El plan de México para recibir a miles de sus ciudadanos deportados de los Estados Unidos es nada menos que ambicioso. Los planes están en marcha para construir nueve centros de recepción a lo largo de la frontera: carpas masivas instaladas en estacionamientos, estadios y almacenes, con cocinas móviles operadas por las fuerzas armadas.
Los detalles de la iniciativa, llamada “México Te Abraza”, se revelaron solo esta semana, aunque los funcionarios mexicanos dijeron que lo habían estado ideando durante los últimos meses, desde que Donald J. Trump prometió llevar a cabo la expulsión más grande de inmigrantes indocumentados en la historia de los EE. UU.
Casi todas las ramas del gobierno, 34 agencias federales y 16 gobiernos estatales, se espera que participen de una forma u otra: transportando a las personas a sus pueblos natales, organizando la logística, brindando atención médica, inscribiendo a los recién llegados en programas de bienestar social como pensiones y aprendizajes remunerados, junto con la entrega de tarjetas de efectivo por un valor de aproximadamente $100 cada una.
Los funcionarios también dicen que están negociando acuerdos con empresas mexicanas para vincular a las personas con empleos.
“Estamos listos para recibirte en este lado de la frontera”, dijo la ministra del Interior de México, Rosa Icela Rodríguez, en una rueda de prensa esta semana. “La repatriación es una oportunidad para volver a casa y reunirse con la familia”.
La presidenta Claudia Sheinbaum de México ha calificado las esperadas deportaciones a gran escala como un “movimiento unilateral” y ha dicho que no está de acuerdo con ellas. Pero como el país con el mayor número de ciudadanos no autorizados viviendo en los Estados Unidos, se ha visto obligado a prepararse.
El plan del gobierno se centra en los mexicanos deportados de los Estados Unidos, aunque la presidenta ha indicado que el país también podría recibir temporalmente a deportados extranjeros.
México no está solo en la preparación: Guatemala, su vecino del sur que también tiene una gran población indocumentada en los Estados Unidos, ha puesto en marcha un plan para absorber a sus propios deportados.
Mientras el ministro de Relaciones Exteriores de México hablaba por teléfono con el nuevo secretario de Estado de EE. UU., Marco Rubio, esta semana sobre cuestiones de inmigración y seguridad, México y otros países de la región han dicho que no han sido informados por la administración Trump sobre sus planes de deportación, dejándolos en apuros en ausencia de detalles específicos.
“El regreso de Donald Trump nuevamente encuentra a México desprevenido para enfrentar estos escenarios”, dijo Sergio Luna, quien trabaja con la Red de Monitoreo de Organizaciones de Defensa del Migrante, una coalición mexicana de 23 albergues, casas de migrantes y organizaciones distribuidas en todo el país.
“No podemos seguir respondiendo a emergencias con programas que pueden tener la mejor intención, pero que son absolutamente insuficientes”, dijo el Sr. Luna. “Esto muestra que durante décadas México se ha beneficiado de los migrantes mexicanos a través de las remesas, pero ha resignado a esta población al olvido.”
Además, aunque el gobierno tiene una flota de 100 autob…
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