En el ámbito de la compleja relación de México con su vecino del norte, la presidenta Sheinbaum se enfrenta a dos posibles socios muy diferentes en Washington, ya sea la primera presidenta de los EE. UU, Kamala Harris o un segundo mandato de Trump. Sea quien sea el ganador en noviembre, hay algunos problemas transfronterizos complicados que abordar, ya sea en comercio o inmigración indocumentada, el tráfico ilegal de armas hacia México, o fentanilo hacia los EE. UU. Además, el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, México y Canadá (T-MEC) está sujeto a renegociación en 2026, con la posibilidad de realizar desde pequeños ajustes hasta cambios importantes. El T-MEC se introdujo en 2020, cuando reemplazó el anterior Tratado de Libre Comercio de América del Norte entre los tres países. Sheinbaum también tiene que vigilar el peso. En los días posteriores a su victoria electoral en junio, la moneda se desplomó frente al dólar. Esto se debió en gran medida a una decisión del presidente saliente de seguir adelante con una reforma integral del sistema judicial del país, según la cual todos los 7,000 jueces y magistrados en México serán elegidos por votación popular. El plan también cuenta con el apoyo de Sheinbaum. La desaprobación de Washington a la medida, como expresada públicamente por el embajador de los EE. UU en México, Ken Salazar, sugirió que podría complicar, incluso poner en peligro, partes de la renegociación del T-MEC. Las relaciones entre el embajador Salazar y la nueva administración ya son notablemente más frías.
