Narendra Modi se puso una meta ambiciosa para una elección que esperaba lo llevara a un tercer mandato como primer ministro, que definiría su legado: ganar una mayoría tan impresionante que su partido se consolidaría como la única opción plausible para liderar India en los próximos años. Sin embargo, poco salió según lo planeado para el Sr. Modi cuando los resultados electorales llegaron el martes. Su partido no solo quedó muy lejos de su objetivo de ganar más de 400 de los 543 escaños parlamentarios. Dio una caída tan pronunciada, perdiendo más de 60 escaños, que ya no tenía mayoría en el Parlamento. Ahora, con el Sr. Modi privado de la victoria arrolladora que buscaba, el país verá cómo responde. Algunas tensiones en la democracia de la India podrían ser resueltas cuando el Sr. Modi se ve obligado a consultar con socios de coalición que podrían frenar sus tendencias autoritarias. O podría reprimirse más ferozmente que nunca, preocupado por perder más terreno ante una oposición revivida.