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Christian Sewing cree que la “previsibilidad y consistencia” son muy importantes para Deutsche Bank. El director ejecutivo del banco alemán no está equivocado. Durante gran parte de los últimos 15 años, lo único consistente sobre Deutsche era su habilidad para pisar cada rastrillo que encontraba. Pero los decepcionantes resultados anuales sugieren que la ansiedad por los implementos de jardín escondidos sigue presente.
Sewing ha hecho un buen trabajo reconstruyendo Deutsche después de décadas de expansión excesiva y mala gestión que lo dejaron luchando por sobrevivir. Sus acciones han casi cuadruplicado su valor desde su punto más bajo en 2020. Pero su estado de resultados del jueves destacó problemas de previsibilidad que ayudan a explicar el persistente descuento de su valoración en comparación con sus pares.
En el frente de costos, gastos únicos como litigios afectaron a los beneficios, que cayeron un 92 por ciento en el cuarto trimestre. El banco también moderó su objetivo de costos para 2025. Por otro lado, en el lado de los ingresos, se destacó lo dependiente que sigue siendo Deutsche del negocio potencialmente volátil del trading.
Casi un tercio de los ingresos de Deutsche proviene de su división de renta fija y divisas, conocida como FIC. Este negocio está funcionando bien. La volatilidad del mercado ha ayudado a impulsar la demanda. Entre el nuevo régimen de Trump en EE. UU., un gobierno del Reino Unido enfrentando presiones presupuestarias y unas próximas elecciones generales en Alemania, debería haber suficiente incertidumbre para mantener su impulso hasta 2025.
Sin embargo, los inversores tienden a dar un crédito limitado a los ingresos por trading, ya que temen que sea impredecible y requiera más capital en comparación con, por ejemplo, la gestión de patrimonios.
De hecho, la dependencia de Deutsche del trading explica por qué aún se rezaga detrás de la mayoría de sus rivales europeos con una valoración de 0,6 veces el valor contable tangible. UBS, con su enorme brazo de gestión de patrimonios, lidera el grupo con 1,5 veces.
Deutsche puede haber abandonado sus esfuerzos por ser “el Goldman Sachs de Europa”. Pero en este aspecto tiene un problema similar a su antiguo rival estadounidense. La relativa sobrerrelianza de Goldman en FICC —con una C adicional para commodities— ha dificultado cerrar la brecha de valoración con Morgan Stanley, que tiene un gran negocio de gestión de patrimonios, y JPMorgan, un banco minorista de servicios completos.
Goldman sigue un enfoque de doble vía, tratando de construir fuentes de ingresos alternativas, al mismo tiempo que intenta convencer a los inversores de que el trading no es tan volátil como temen. Deutsche está haciendo lo mismo, destacando la parte de los ingresos de FIC que provienen de la extensión de crédito a los clientes, o “financiamiento”, que los inversores perciben como más estable.
Sewing dijo el jueves que 2025 será el “año de la verdad” para Deutsche, cuando el banco será juzgado en esta etapa de sus esfuerzos de recuperación. Pero llevará más de un año antes de que los inversores puedan creer que el banco realmente se ha vuelto predecible.
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