Debemos fortalecer la soberanía europea.

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Los escritores son el presidente de Francia y la canciller de Alemania

En unas semanas, los europeos comenzaremos a establecer nuestra agenda para el próximo mandato en la UE. Mirando hacia atrás a los desafíos de los últimos cinco años, ya sea la pandemia, la continua guerra de agresión rusa contra Ucrania o los crecientes cambios geopolíticos, queda claro: Europa está experimentando su Zeitenwende. No podemos dar por sentadas las bases en las que hemos construido nuestra forma de vida europea y nuestro papel en el mundo. Nuestra Europa es mortal, y debemos estar a la altura del desafío.

Fortalecer nuestra competitividad global y mejorar nuestra resiliencia mientras hacemos que el Green Deal y la transición digital sean un éxito es clave para responder a estos desafíos. Con este fin, Francia y Alemania están proponiendo hoy un renovado impulso para la competitividad en el próximo mandato de la UE.

Europa debe prosperar como un líder industrial y tecnológico de clase mundial, al tiempo que implementamos nuestra ambición de hacer de la UE el primer continente neutro en carbono. Podemos aprovechar el potencial de las transiciones verde y digital para desarrollar los mercados, industrias y empleos del futuro.

Para estar a la altura de estas ambiciones comunes, Alemania y Francia están convencidas de que la UE necesita más innovación, más mercado único, más inversión, un terreno de juego más equilibrado y menos burocracia.

Juntos, abogaremos por fortalecer la soberanía de la UE y reducir nuestras dependencias críticas, al tiempo que nos basamos en la exitosa implementación de la agenda desarrollada desde la cumbre de Versalles en marzo de 2022. Con una política industrial ambiciosa, podemos facilitar el desarrollo y la implementación de las tecnologías clave del mañana, como la IA, las tecnologías cuánticas, el espacio, el 5G/6G, las biotecnologías, las tecnologías net zero, la movilidad y la química. Debemos aprovechar al máximo y acelerar significativamente los instrumentos existentes de la UE, desde proyectos importantes de interés europeo común hasta el papel de la contratación pública, considerando un enfoque más estratégico en sectores relevantes, y modernizando nuestras normas de competencia en vista de la competitividad global.

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Pedimos fortalecer las capacidades tecnológicas de la UE promoviendo la investigación e innovación de vanguardia y las infraestructuras necesarias, incluidas aquellas relacionadas con la inteligencia artificial y la salud.

Una de las mayores fortalezas competitivas de Europa es el mercado único, que permite a las empresas desarrollar productos y servicios innovadores, crecer y competir, al tiempo que garantiza altos estándares. Necesitamos aprovechar al máximo sus beneficios con un mercado único modernizado, reduciendo la fragmentación y las barreras, fomentando la conectividad, mejorando las habilidades, promoviendo la movilidad y la convergencia.

Pedimos una agenda ambiciosa de reducción de la burocracia para ofrecer procedimientos administrativos más simples y rápidos y reducir las cargas burocráticas para empresas de todos los tamaños. Acogemos con satisfacción la iniciativa de la Comisión Europea para reducir las obligaciones de informe de nuestras empresas en un 25 por ciento. Esta promesa debe implementarse con legislación específica. Los principios de subsidiariedad y proporcionalidad también necesitan un nuevo comienzo.

Apoyaremos conjuntamente una política comercial europea ambiciosa, sólida, abierta y sostenible que permita acuerdos comerciales justos y promueva los intereses de la UE, cree oportunidades de acceso recíproco al mercado y un terreno de juego claro con nuestros socios comerciales. La UE debería seguir siendo una defensora del sistema comercial multilateral basado en normas y actuar en pro de la competencia justa.

Descarbonizaremos por completo nuestros sistemas energéticos. Y lo lograremos en un mercado completamente integrado e interconectado respetando las decisiones nacionales sobre la mezcla energética respectiva. Este es el camino europeo, y aumentará la resiliencia, la seguridad de suministro y allanará el camino para una mayor soberanía.

Finalmente, nuestros esfuerzos de inversión colectivos, tanto privados como públicos, deben estar a la altura de nuestras ambiciones. Necesitamos desbloquear todo el potencial de nuestros mercados de capitales. Demasiadas empresas que buscan financiar su crecimiento recurren al otro lado del Atlántico. Demasiados ahorros europeos se invierten en el extranjero en lugar de en las empresas emergentes más prometedoras de Europa. Para movilizar las inversiones necesarias, debemos tomarnos en serio un mercado financiero europeo verdaderamente integrado con la unión bancaria y de mercados de capitales en su núcleo, abordando la fragmentación y asegurando la competitividad global del sector financiero europeo.

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Al hacerlo, tendremos que relanzar el mercado europeo de titulizaciones, mejorar la convergencia y eficiencia de la supervisión de los mercados de capitales en toda la UE, armonizar aspectos relevantes de los marcos de insolvencia corporativa y la legislación fiscal, simplificar el marco regulatorio y desarrollar un producto de inversión y ahorro transfronterizo simple y eficaz para todos. Las inversiones privadas y públicas deben ir de la mano. Deberíamos hacer que el presupuesto de la UE esté a la altura del futuro y priorizar aún más las inversiones en gastos transformacionales y bienes públicos europeos mientras trabajamos en la introducción de nuevos “recursos propios” acordados en 2020.

Juntos, pedimos que esta agenda sea el núcleo del próximo mandato. La UE es nuestro futuro común.