En el mundo cada vez más digital de hoy, el acceso a Internet se ha convertido no sólo en un lujo, sino en una necesidad básica. Desde la educación y la atención sanitaria hasta el empleo y la interacción social, Internet se ha convertido en una herramienta esencial para personas de todas las edades y orígenes. Sin embargo, todavía hay miles de millones de personas desconectadas en todo el mundo que no pueden acceder a Internet. Esta falta de acceso no sólo limita sus oportunidades de desarrollo personal y profesional, sino que también perpetúa la desigualdad y la injusticia social.
La noción del acceso a Internet como un derecho básico no es nueva. De hecho, el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas ha declarado que el acceso a Internet es un derecho humano básico, señalando que “los mismos derechos que las personas tienen fuera de línea también deben protegerse en línea”. Esto incluye el derecho a la libertad de expresión, el derecho a acceder a la información y el derecho a participar en la vida cultural y social.
La importancia del acceso a Internet como derecho básico queda subrayada por su impacto en la educación. Con la creciente digitalización de los materiales de aprendizaje y el auge de las plataformas educativas en línea, el acceso a Internet se ha vuelto necesario para que los estudiantes participen plenamente en sus estudios. Sin acceso a Internet, los estudiantes se encuentran en una clara desventaja, ya que no pueden acceder a recursos educativos, comunicarse con sus compañeros y profesores o participar en clases en línea. Esto limita su capacidad para alcanzar su máximo potencial académico y perpetúa la desigualdad educativa.
De manera similar, el acceso a Internet es crucial para las oportunidades de empleo. Muchas solicitudes de empleo y procesos de contratación se llevan a cabo en línea y, sin acceso a Internet, las personas no pueden buscar ni solicitar empleo, acceder a oportunidades de desarrollo profesional ni participar en redes en línea. Esta falta de acceso puede perpetuar aún más el desempleo y la desigualdad económica.
Además, el acceso a Internet es esencial para acceder a información y servicios de atención médica. Desde programar citas hasta acceder a registros médicos y buscar información de salud, Internet se ha convertido en una herramienta indispensable para gestionar la salud. Sin acceso a Internet, es posible que las personas no puedan acceder a información y recursos sanitarios importantes, lo que lleva a una falta de comprensión o de acceso a los servicios sanitarios necesarios.
Abordar la cuestión de conectar a los desconectados requiere un enfoque multifacético. Esto incluye el desarrollo de infraestructura para garantizar que las personas en todas las áreas tengan acceso a una conectividad confiable a Internet, así como iniciativas para aumentar la alfabetización digital y brindar acceso asequible a servicios de Internet. Los gobiernos, las organizaciones sin fines de lucro y el sector privado tienen un papel que desempeñar para garantizar que el acceso a Internet se convierta en un derecho básico para todos.
En conclusión, el acceso a Internet ya no es sólo una comodidad; es un derecho básico que es esencial para que las personas participen plenamente en la sociedad actual. A medida que avanzamos hacia un mundo más digital, es fundamental que trabajemos para conectar a quienes no están conectados y garantizar que todos tengan igual acceso a las oportunidades que ofrece Internet.