Sabían que el mercado laboral sería difícil. Ninguno estaba preparado para lo difícil que resultó ser.
La economía de China está atravesando una desaceleración sostenida, con desarrolladores inmobiliarios sumidos en deudas, familias temerosas de gastar y emprendedores dudando en correr riesgos. Los niveles de desempleo entre los jóvenes han alcanzado máximos históricos.
Hablamos con cinco jóvenes chinos sobre lo que les llevó a encontrar empleo en medio de tanta incertidumbre. Describieron mudarse a casa con sus padres, agotar sus ahorros, aceptar pasantías no remuneradas o trabajar en dos empleos.
También hablaron de una desilusión generacional. Nacidos en los años más boyantes del auge económico de China, crecieron con más oportunidades y comodidades que sus padres, y también con expectativas más altas. Les dijeron que, con trabajo duro y la educación adecuada, su futuro estaba prácticamente garantizado.
Ahora, esos años de auge están desapareciendo, al igual que las esperanzas de muchos jóvenes, con consecuencias impredecibles para China y el mundo.
Nadia Yang, Promoción de 2019
Fiona Qin, Promoción de 2023
Qilai Shen para The New York Times
Había tenido un plan. Quería entrar en una buena universidad, luego en una de las principales escuelas de posgrado y finalmente encontrar trabajo como periodista en un medio de comunicación en una gran ciudad.
Parecía estar en camino en el otoño de 2022, cuando se acercaba la graduación. Mientras terminaba su programa de maestría en Beijing, completó varias pasantías. Se puso el objetivo de enviar solicitudes a 100 empleos, seguramente lo suficiente, pensó, para conseguir una oferta.
Ethan Yi, Promoción de 2022
Qilai Shen para The New York Times
Mirando hacia atrás, Ethan Yi cree que había sido un poco arrogante, o al menos ingenuo.
El Sr. Yi, quien se graduó en junio de 2022 con una licenciatura en administración, siempre le habían dicho que una educación universitaria venía con ciertos beneficios. No necesitaría trabajar como lo habían hecho sus padres, trabajando como mayoristas de verduras. Podía esperar un buen sueldo y respeto.
Dos semanas después de llegar, fue contratado por una empresa química agrícola, por $730 mensuales. Alquiló un apartamento en las afueras de la ciudad y se sumergió en el entrenamiento.
“Veré cómo van las cosas, iré despacio”, dijo. “Hacer dinero rápido es imposible. Ahora lo veo”.
Phoebe Liu, Promoción de 2022
Gilles Sabrié para The New York Times
Aun así, la Sra. Liu se sintió perturbada por lo difícil que fue conseguir su primer empleo a tiempo completo. Otros hitos tradicionales de la adultez, como comprar una casa, se sentían más lejanos que nunca, especialmente en una ciudad tan cara como Beijing. Mientras su padre había tenido éxito como empresario en el auge de la economía china, ella dudaba que pudiera ascender de la misma manera.
“Incluso si trabajo lo más duro posible durante 10 o 20 años, ¿realmente ganaré tanto como ellos?” dijo de la generación de sus padres. “Ahora no puedes lograr las mismas cosas mediante tu propio esfuerzo”.
Tsuki Jin, Promoción de 2020
Qilai Shen para The New York Times
Tsuki Jin creció en una pequeña ciudad del interior de China, pero siempre quiso experimentar la vida en otro lugar. Y en abril, decidió hacer realidad ese sueño, con un mercado laboral difícil o no.
La Sra. Jin, que pidió que se la identificara por su apellido de familia y un apodo, renunció al trabajo en recursos humanos que había tenido durante dos años y se mudó a Shanghái, sin nada nuevo planeado y aproximadamente $700 en ahorros.
“Creo que no es bueno que los jóvenes estén demasiado cómodos”, dijo. “Es bueno salir y ver cosas”.
El camino de la Sra. Jin muestra cómo algunos jóvenes chinos son capaces de aferrarse a sus ambiciones: estando dispuestos a comprometerse en casi todo lo demás.
Incluso con su nuevo trabajo, la Sra. Jin ya está pensando en su próxima aventura. Después de unos años en Shanghái, quiere probar suerte en otras ciudades.