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No hay tal cosa como una crianza perfecta. Esa es la perspectiva de alivio de Becky Kennedy, también conocida como Dra. Becky, quien se considera a sí misma como “una psicóloga clínica convertida en disruptora en el espacio de apoyo a la crianza”, según cuenta a Fortune. Sin embargo, sí existe la crianza efectiva. “Y la clave para una crianza efectiva… es lo que yo llamo liderazgo sólido”, afirma.
Su modelo de liderazgo sólido, enseñado a través de su empresa de coaching Good Inside, se trata de ayudar a los padres a comprender su rol y a sus hijos, y cómo luego ayudar a sus hijos a desarrollar las habilidades que necesitan en la vida. “No solo para mejorar el comportamiento, sino para ser adultos completamente funcionales y exitosos”, dice la mamá de niños de 7, 10 y 13 años.
Un elemento fundamental de este tipo de crianza es preparar a tu hijo para un futuro resistente, seguro y exitoso, enfatiza Kennedy. Y lo haces “optimizando la resistencia a largo plazo de tu hijo”, dice.
Aquí, Kennedy explica cómo mantener este enfoque en el día a día de la crianza.
Elige tus batallas sabiamente
“Hay momentos en los que optimizo por la felicidad a corto plazo de mis hijos”, admite Kennedy. “Soy humana y a veces pienso, ‘Sabes qué, está bien, come helado en el desayuno'”.
Pero por un cierto porcentaje del tiempo, enfatiza, los padres deben ser “codiciosos a largo plazo”, lo que significa que es importante tener en cuenta el futuro de tus hijos, considerando que probablemente vivirán lejos de ti durante más años de los que estarán contigo.
“Creo que los riesgos solo aumentan”, dice. “También creo que el mejor regalo que puedo darle a mi hijo es la capacidad de enfrentar cosas difíciles, de tener habilidades de afrontamiento para lo que la vida les depare, y de saber que pueden superar situaciones complicadas.”
Eso es lo que Kennedy considera que les da a los niños una “ventaja más grande en la vida” que cualquier otra cosa. “La vida es difícil… Y nuestros hijos no adquieren habilidades para superar cosas difíciles como regalo de cumpleaños. No las adquieren leyendo un libro. Las adquieren practicando esas habilidades una y otra vez.”
Evita arreglar todo para tus hijos todo el tiempo
Encontrar situaciones difíciles que puedan enseñar a tus hijos sobre resistencia no es lo difícil. “No tienes que crear momentos difíciles, como cuando no pueden armar un rompecabezas, luchan con su tarea de matemáticas, o no fueron invitados a la fiesta”, explica Kennedy, ilustrando cómo estas situaciones surgen regularmente, todo el tiempo.
Sin embargo, lo difícil es no intervenir para solucionar los momentos difíciles para tus hijos, a quienes odias ver luchando o sintiendo tristes.
“Si estoy optimizando por la comodidad a corto plazo, voy a arreglar la situación”, dice Kennedy. Y al hacer eso por tu hijo, dice, “comienzan a asociar el problema con una solución inmediata”. En otras palabras, “Su cuerpo piensa, ‘Me dejaron afuera de una fiesta; mi mamá me organizó una fiesta más grande que el cumpleaños de ese niño’. ‘No puedo hacer el rompecabezas; mi papá lo hizo por mí'”. Y actuar de esa manera crea un conjunto de expectativas para tu hijo en el mundo, explica.
“Así que adelanta muchos años y si este es un patrón, entonces cuando mi hijo tenga un vuelo retrasado, mi hijo, a los 25 años, me llamará en un ataque de ira, esperando que lo vuelva a reservar en otro vuelo y pague dinero para hacerlo, porque su cuerpo dice, ‘Me esfuerzo y mi padre me ofrece una solución inmediata'”.
En cambio, considera darle a tu hijo la oportunidad de superar la parte difícil y descubrir su propia solución. “Aprender a enfrentar desafíos es muy importante. Así es como encuentras el éxito”, dice Kennedy. “Cuanto mejor seas enfrentando desafíos, no de manera tóxica, sino manteniéndote en un momento de desafío, más resistente puedes ser. Y así lo pienso como un principio rector.”
Así es cómo fomentar la resistencia
“Odio las cosas que no son accionables”, dice Kennedy. Entonces ofrece dos ingredientes que pueden ayudar a los padres a fortalecer a los niños para la resistencia cada vez que se enfrentan a un desafío: Validación y capacidad.
Con la validación, primero estás validando que tu hijo está molesto. Y puedes hacerlo simplemente diciendo “Oh, qué mal”.
“‘Oh, qué mal’ es la frase de crianza más subutilizada”, dice. “Los padres siempre esperan que diga algo muy sofisticado. ‘Oh, qué mal. Oh, es lo peor'”, aunque, eso cumple con el trabajo.
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