Diseñado especialmente para los territorios de ultramar de Francia, la emergencia permite superar las barreras administrativas para hacer frente a la crisis de forma más rápida y eficaz.
Ha sido activada por un mes, pero puede ser extendida por períodos de dos meses si es necesario.
“Frente a esta situación excepcional, deben desplegarse recursos excepcionales rápidamente para restaurar los servicios vitales e implementar un plan de reconstrucción sostenible para Mayotte”, dijo el ministro responsable de los territorios de ultramar, François-Noël Buffet.
Los servicios de emergencia han estado entregando alimentos y agua, despejando caminos, y también corriendo para encontrar a los desaparecidos.
Los trabajadores de la salud están preocupados de que enfermedades infecciosas puedan propagarse, ya que los residentes han reportado escasez de agua potable y las tiendas están racionando suministros.
Las autoridades han dicho que su prioridad es poner en funcionamiento las plantas de agua dañadas.
La mitad del territorio sigue sin electricidad. Un toque de queda recién impuesto requiere que las personas se queden en sus hogares durante seis horas durante la noche para prevenir saqueos.
Mayotte es una de las partes más pobres de Francia, con muchos de sus residentes viviendo en barriadas.
La administración de Macron ha sido criticada por no invertir lo suficiente en Mayotte durante varios años.
Ha sido hogar de 100,000 migrantes que buscan asilo en Francia y viven en asentamientos informales. Se cree que han sido los más afectados por el ciclón.
Chido – la peor tormenta que ha golpeado el archipiélago en 90 años – trajo velocidades de viento de más de 225 km/h (140 mph) el sábado, aplastando áreas donde las personas viven en chabolas con techos de lámina y dejando campos de tierra y escombros.
Después de Mayotte, la tormenta golpeó el continente africano, matando al menos a 45 personas en Mozambique y 13 en Malawi.