El cambio climático es un problema apremiante que requiere soluciones inmediatas y efectivas. Una posible solución que ha estado ganando atención en los últimos años es la captura y almacenamiento de carbono (CAC). La CAC es un proceso que implica capturar emisiones de dióxido de carbono (CO2) de fuentes industriales, como plantas de energía, y luego almacenarlas bajo tierra para evitar que ingresen a la atmósfera.
El concepto de CAC no es nuevo, pero su potencial como herramienta para combatir el cambio climático ha ganado fuerza a medida que la urgencia de reducir las emisiones de CO2 se vuelve cada vez más evidente. El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) ha reconocido la CAC como una tecnología crucial para limitar el calentamiento global a 1,5 grados Celsius, en línea con los objetivos del Acuerdo de París.
El proceso de CCS implica tres pasos principales: captura, transporte y almacenamiento. En primer lugar, el CO2 se captura en procesos industriales, como la generación de energía y la producción de cemento, mediante diversas tecnologías, como depuradores a base de solventes, membranas o reacciones químicas. Una vez capturado, el CO2 se comprime y se transporta a un sitio de almacenamiento, generalmente una formación geológica a gran profundidad. Luego, el CO2 se inyecta en formaciones rocosas porosas, como depósitos agotados de petróleo y gas o acuíferos salinos, donde se almacena de forma segura y se evita que entre a la atmósfera.
La CCS tiene el potencial de reducir significativamente las emisiones de CO2 de grandes fuentes industriales que son difíciles de descarbonizar utilizando únicamente energías renovables o medidas de eficiencia energética. También puede permitir el uso continuo de combustibles fósiles y al mismo tiempo mitigar su impacto ambiental. Además, la CAC puede desempeñar un papel crucial para lograr emisiones negativas al eliminar CO2 directamente de la atmósfera mediante la captura directa del aire y almacenarlo bajo tierra.
A pesar de su promesa, la CCS enfrenta varios desafíos, incluidos los altos costos, la aceptación pública y la incertidumbre regulatoria. El despliegue de proyectos de CCS ha sido limitado debido a la falta de incentivos financieros y apoyo político. Sin embargo, hay un impulso y una inversión crecientes en la CAC, impulsados por el reconocimiento de su potencial para abordar el cambio climático.
En los últimos años, se han desarrollado y están actualmente en funcionamiento varios proyectos de CAC a gran escala, lo que demuestra la viabilidad técnica de la tecnología. Estos proyectos abarcan una variedad de industrias, desde la generación de energía hasta la fabricación de cemento, y están ubicados en todo el mundo, incluidos Estados Unidos, Canadá y Europa.
A medida que crece la urgencia de abordar el cambio climático, es necesario aumentar la inversión y el apoyo político a la CAC. Los gobiernos, la industria y el público deben trabajar juntos para superar los desafíos y barreras al despliegue. Con el apoyo adecuado, la CCS tiene el potencial de reducir significativamente las emisiones de CO2 y desempeñar un papel crucial en la mitigación del cambio climático. Es hora de reconocer la CCS como una solución viable y necesaria en la lucha contra el cambio climático.