El presidente Biden y el primer ministro Benjamín Netanyahu de Israel abordaron cada uno el futuro de la batalla en Gaza esta semana, hablando con tan solo un día de diferencia pero en mundos completamente diferentes de una manera que capturó la tensión esencial entre los dos hombres después de más de cuatro meses de combates.
El Sr. Netanyahu habló de guerra y cómo continuaría incluso si hay un cese al fuego temporal para asegurar la liberación de rehenes, solo “retrasada un poco”. El Sr. Biden habló de paz y de cómo tal acuerdo de cese al fuego podría “cambiar la dinámica”, llevando a una reorganización más amplia que finalmente pondría fin al conflicto subyacente que ha definido a Oriente Medio durante generaciones.
La disparidad en visiones refleja los calendarios políticos opuestos en los que operan los dos líderes. El Sr. Netanyahu tiene un interés convincente en prolongar la guerra contra Hamas para posponer el día de rendición de cuentas cuando enfrentará la responsabilidad de no haber evitado el ataque terrorista del 7 de octubre. Por el contrario, el Sr. Biden tiene un poderoso incentivo para poner fin a la guerra lo antes posible para calmar la ira en el ala izquierda de su partido antes de la campaña de reelección de otoño, cuando necesitará todo el apoyo que pueda obtener.
Al mismo tiempo, cada uno tiene motivos para pensar que aún puede obtener un mejor trato si el otro pierde su puesto. Los asesores de Biden son plenamente conscientes de que el gobierno de Netanyahu podría caer en respuesta al ataque terrorista mientras que el primer ministro israelí, que se hace llamar Bibi, prefiere ganar tiempo hasta noviembre en caso de que el ex presidente Donald J. Trump recupere la Casa Blanca.
“Es absolutamente justo decir que Biden y Bibi están en diferentes plazos políticos con respecto a la guerra en Gaza, y creo que es una parte cada vez más significativa de la ecuación”, dijo Frank Lowenstein, ex envi…