Hizo titulares en todo el mundo cuando dos de los cabecillas de la pandilla, Andrew Chan y Myuran Sukumaran, fueron ejecutados por un pelotón de fusilamiento en 2015, desencadenando una disputa con Australia. Otros fueron condenados a cadena perpetua en la cárcel. El caso puso un foco en las estrictas leyes de drogas de Indonesia, algunas de las más rigurosas del mundo. Uno de los nueve, Tan Duc Thanh Nguyen, murió de cáncer en 2018. Poco después, Renae Lawrence, entonces 41, tuvo su condena conmutada después de pasar casi 13 años en prisión. El gobierno de Australia dijo sobre el regreso de los cinco hombres: “Los hombres tendrán la oportunidad de continuar su rehabilitación personal e integración en Australia”. Expresó “profundo agradecimiento” a Indonesia por permitirles regresar a casa por motivos humanitarios. No estaba claro de inmediato si los hombres estarán obligados a seguir cumpliendo sus condenas en prisión en Australia en virtud de los términos del acuerdo.