Ataque de misiles revela profundas divisiones entre iraníes.

La ataque con misiles también ha disminuido las esperanzas de progreso diplomático con el Occidente y otros países de la región.

La elección de Masoud Pezeshkian como el nuevo presidente en julio había despertado optimismo entre aquellos con puntos de vista moderados. Algunas personas lo veían como un puente potencial para aliviar las tensiones regionales.

Pero una espectadora de BBC Persa lamentó que “este ataque es otro paso más lejos de la diplomacia y un paso más cerca del conflicto”.

“Temo que esta guerra pueda ser utilizada como una excusa para intensificar la represión de nosotros, que estamos luchando por la libertad”, dijo un joven activista, refiréndose a las protestas nacionales de “Mujer, Vida, Libertad” que estallaron hace dos años.

Muchos temen que un nuevo conflicto no solo pueda socavar los llamados a la reforma, sino también empoderar al gobierno para reprimir aún más la disidencia interna.

A diferencia de después de las escaladas anteriores, esta vez hay un miedo creciente de una respuesta de represalia potencialmente fuerte de Israel.

Y muchos creen que las capacidades militares avanzadas de Israel podrían traer una destrucción sin precedentes si estallara una guerra a gran escala.

“Nadie quiere la guerra, ni la gente, ni siquiera los oficiales”, dijo un comentarista en las redes sociales.

Esta sensación de vulnerabilidad ha hecho que la situación se sienta más precaria que nunca antes.

En medio de las crecientes tensiones, algunas personas incluso pidieron un cambio de régimen.

“La única forma de salvar a Irán no es a través de la guerra, sino derrocando el régimen actual”, dijo otro espectador de BBC News Persa, instando al Occidente a apoyar a los iraníes en su lucha contra el gobierno.

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Sin embargo, muchos creen que el futuro del país debería ser decidido internamente, libre de cualquier intervención extranjera, para evitar el caos potencial que la interferencia externa podría causar.