Las condenas a cadena perpetua no existen en la ley brasileña y se espera que cada acusado cumpla un máximo de 30 años. Los dos fueron ordenados a pagar juntos 706,000 reales (120,000 USD) en daños a la madre, pareja e hija de Franco, y a la esposa de Gomes. También se les ordenó pagar una pensión al hijo de Gomes, Arthur, hasta que cumpla 24 años. Chaves, quien sobrevivió al tiroteo, le dijo a la corte cómo fue la noche y cómo “cambió completamente” su vida. Poco después del ataque, Chaves y su familia huyeron del país y no pudieron asistir al funeral o servicio conmemorativo de Franco. Desde entonces, ha regresado a Brasil. En la corte, familias y amigos aplaudieron y corearon “¡Marielle está aquí! ¡Anderson está aquí!” después de que se anunciara el veredicto, una frase popularizada en protestas en todo el país después de sus muertes en 2018. Anielle Franco, ministra de igualdad racial, dijo que el legado de su hermana sería “evidencia de que las mujeres, las personas negras de las favelas, cuando llegan a posiciones de poder, merecen seguir con vida”. “Mientras haya sangre corriendo por nuestras venas, mientras estemos vivos, seguiremos defendiendo el legado y la memoria de Marielle y Anderson”, agregó. El pastor Henrique Vieira, congresista federal, dijo: “No quería que ella fuera una bandera, un eslogan. La extrañamos y realmente extrañamos la alegría, la fuerza, la valentía, la brillantez de Mari”. Las investigaciones continúan sobre Barbosa y los hermanos Brazão, quienes se presume estuvieron involucrados en la orden y planificación del ataque. Niegan cualquier participación en el asesinato o con las milicias.
