Arresto realizado por el tiroteo del sacerdote mexicano Marcelo Pérez.

El Padre Marcelo había luchado incansablemente contra el tráfico de drogas en Chiapas, que ha visto un aumento de violencia en los últimos años relacionado con las guerras territoriales entre cárteles rivales. La conferencia de obispos de México dijo que el asesinato había silenciado una “voz profética” que había trabajado incansablemente por la paz y la justicia. Según la fiscalía pública de Chiapas, su presunto asesino había sido identificado mediante imágenes de cámaras de seguridad, testimonios de testigos y otras pistas. El Padre Marcelo fue asesinado por dos hombres en una motocicleta, que dispararon contra su vehículo. El incidente ocurrió temprano el domingo mientras el Padre Marcelo regresaba a su parroquia después de decir misa en el vecindario de Cuxtitali en San Cristóbal de Las Casas. Había sido trasladado a la ciudad después de recibir amenazas de muerte en la parroquia rural donde había trabajado anteriormente. El sacerdote trató de negociar el fin de la violencia causada por los enfrentamientos entre una banda criminal y un grupo de vigilantes. En una entrevista el mes pasado, describió al estado sureño de Chiapas como una “bomba de tiempo”. “Hay muchos [desaparecidos], muchos que han sido secuestrados, muchos que han sido asesinados por la presencia del crimen organizado aquí”, dijo mientras lideraba una marcha de protesta que describió como una “peregrinación”. Cientos de dolientes asistieron a su funeral el martes en su pueblo natal, San Andrés Larráinzar, coreando “Viva el Padre Marcelo, sacerdote de los pobres”. Chiapas ha experimentado un aumento de violencia en el último año, con el cartel de Sinaloa y el Cartel Jalisco Nueva Generación luchando por el control de la zona. Los grupos criminales explotan a los migrantes que cruzan el estado sureño en su camino hacia el norte, hacia la frontera de México con Estados Unidos. Las comunidades de la región han sido duramente golpeadas por la violencia, a veces teniendo que esconderse en sus hogares durante días mientras suenan disparos afuera. Pero el asesinato selectivo de un defensor de los derechos humanos destacado se considera una escalada peligrosa de la violencia que ha estado afectando a la comunidad durante meses.

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