También será mucho más difícil para Trump hacer un trato con China que con México y Canadá – y mucho dependerá de lo que quiera de Beijing. China es el principal rival económico de Washington y cortar al país de las principales cadenas de suministro ha sido un objetivo de la administración Trump. Si Trump pide demasiado, Xi podría sentir que puede alejarse y habrá límites en cuánto está dispuesto a ser empujado. El presidente de los Estados Unidos está lidiando con una China mucho más segura que antes. Pekín ha ampliado su presencia global, y ahora es el principal socio comercial de más de 120 países. En las últimas dos décadas, también ha intentado reducir de forma constante la importancia del comercio en su economía y ha aumentado la producción nacional. Hoy en día, las importaciones y exportaciones representan alrededor del 37% del PIB de China, en comparación con más del 60% a principios de la década de 2000, según el Consejo de Relaciones Exteriores. El arancel del 10% dolerá, pero Pekín puede sentir que puede absorber el golpe -por ahora. El temor será que el Presidente Trump sea serio acerca de aumentar ese porcentaje al 60% que prometió durante su campaña o que continuará usando la amenaza de aranceles como una herramienta diplomática recurrente para mantener sobre la cabeza de Xi. Si eso ocurre, Beijing querrá estar preparado y eso significa tener una estrategia clara en caso de que esto se intensifique.
