LIMA, Perú (AP) — Alfredo Santiago tiene un trabajo único en la capital de Perú, Lima: es un rescatador de abejas.
El hombre de 35 años comenzó como apicultor pero agregó el rescate de estos insectos picadores a sus servicios. A menudo revisa su celular en busca de mensajes de personas que solicitan ayuda para quitar colmenas de ventanas de casas, parques infantiles o incluso cementerios.
“Lo hago por pasión, para defender a estos animales que son tan importantes para la naturaleza”, dijo.
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Una vez que ha recibido suficientes solicitudes, Santiago se pone su traje de apicultor blanco, toma un ahumador y una caja de madera y recorre las calles de Lima, una ciudad de 10 millones de habitantes.
A veces Santiago llega a un lugar y la gente ya ha matado a las abejas. Pero cuando logra rescatarlas, las lleva de regreso a su casa en las afueras de Lima, donde vive como apicultor y vende miel.
Aparentemente es la única persona en la ciudad que realiza este trabajo de manera gratuita. “Es trabajo voluntario. Algunos plantan árboles, otros recogen perros o gatos abandonados”, dijo Santiago, cuyos padres también son apicultores.
“Soy el conductor, el que lleva la caja, el operador, el que se asegura con arneses, el que toma la foto y la sube a las redes”, dijo mientras revisa el auto verde oscuro que conduce por la ciudad.