Por Noe Torres, Lizbeth Díaz y Ana Isabel Martínez
CIUDAD DE MÉXICO (Reuters) – Más allá de los desafíos comunes como las fluctuaciones de divisas y los shocks de suministro que mantienen despiertos a los banqueros centrales del mundo, en México hay un enemigo adicional para aquellos que hacen política monetaria: las extorsiones.
La extorsión se ha convertido en un problema masivo en México, con poderosos cárteles de drogas ejerciendo una profunda influencia sobre amplias regiones del país. Ansiosos por establecer nuevas fuentes de ingresos, estos grupos han recurrido a extorsionar a negocios obligándolos a pagar dinero de protección.
Una consecuencia no deseada: la inflación.
Reuters entrevistó a unos 20 pequeños comerciantes y productores, vendiendo productos como limones y tortillas, que dijeron que regularmente se ven obligados a pagar dinero de protección.
Líderes de asociaciones empresariales confirmaron el problema y dijeron que estiman que la extorsión agrega alrededor del 20% a los precios de algunos artículos.
El problema está siendo cada vez más notado por expertos en políticas y funcionarios de bancos centrales aunque los datos concretos sobre el fenómeno siguen siendo escasos.
“Tenemos amplia información anecdótica que muestra que (la extorsión) no es solo un factor importante sino que es creciente, lo que está contribuyendo al proceso inflacionario que estamos enfrentando”, dijo el vicegobernador del banco central, Jonathan Heath, a Reuters en una respuesta escrita a preguntas la semana pasada.
Al igual que muchos otros países, México ha luchado contra una alta inflación en medio de la pandemia de COVID-19. La inflación anual se situaba en el 5,16% en la primera mitad de agosto y ha ido enfriándose gradualmente desde un pico de dos décadas del 8,77% en 2022. Pero sigue estando obstinadamente lejos del 3% que tiene como objetivo el banco central de México, conocido como Banxico.
A principios de este mes, Banxico redujo su tasa de interés de referencia en 25 puntos básicos al 10,75% en una votación dividida, en la que Heath votó en contra de recortar. A pesar de la medida, el banco señaló que esperaba que los precios subieran más de lo que había pronosticado anteriormente.
Heath dijo que el problema de extorsión en la economía mexicana ahora debe ser visto como “estructural”, lo que “dificulta alcanzar nuestros objetivos” en inflación.
“El problema es que, aunque sabemos que afecta la capacidad del Banco de lograr nuestro objetivo… no tenemos forma de cuantificarlo ni de ajustar nuestro objetivo del 3% para tenerlo en cuenta”.
TRABAJO COMPLICADO
Se cree que los incidentes de extorsión están muy subestimados en México, pero los datos muestran un fuerte aumento durante la presidencia de Andrés Manuel López Obrador, quien ha seguido un enfoque menos confrontacional con los carteles de drogas.
Ese enfoque ha significado menos enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y los cárteles y se le ha atribuido en parte la reducción de la tasa de homicidios, aunque los asesinatos siguen siendo elevados, con más de 30,000 al año, según datos oficiales.
Las víctimas registradas de extorsión pasaron de 6,895 en 2018, cuando López Obrador asumió el cargo, a un récord de 11,039 en 2022, disminuyendo ligeramente a 10,946 en 2023.
“El trabajo del banco central de México es más complicado que en otros países que no tienen este problema (de extorsión)”, dijo Jacobo Rodríguez, analista de Roga Capital.
“La extorsión está generando efectos que están impactando a la inflación y están fuera de la dinámica económica”, agregó.
Banxico no respondió a una solicitud de comentarios sobre cómo la extorsión estaba afectando los precios.
Un informe económico regional del banco en 2023 dijo que los ejecutivos de empresas de todo México habían destacado que la delincuencia contra los productores, en particular el robo y la extorsión, había resultado en mayores costos para las empresas y precios más altos para los consumidores de productos como aguacates, limones, cereales y otros alimentos básicos. No se dieron cifras específicas.
Un líder del sector, que pidió no ser identificado por motivos de seguridad, dijo que la extorsión había subido los precios de las tortillas un 20% en algunos lugares.
Solo en la primera mitad de agosto, el precio de los limones subió alrededor del 8% mientras que los agricultores en el estado de Michoacán, el principal productor de México, dejaron de trabajar para protestar por la creciente extorsión, con cárteles exigiendo cuatro pesos (0,20 dólares) por kilo, más de la mitad del precio habitual de venta para los productores.
“El fenómeno de la extorsión ha alcanzado niveles preocupantes con un impacto significativo que no solo afecta a las empresas que están siendo extorsionadas directamente, sino que también repercute en los bolsillos de los consumidores”, dijo Andrés Abadía, economista de Pantheon Macroeconomics.
(Reporte de Noe Torres, Lizbeth Díaz y Ana Isabel Martínez; edición de Stephen Eisenhammer y Rosalba O’Brien)