El aviso de Estados Unidos a Rusia antes de un ataque terrorista cerca de Moscú fue altamente específico: Crocus City Hall era un posible objetivo del Estado Islámico, según funcionarios estadounidenses.
El aviso tenía el lugar correcto pero un tiempo impreciso, sugiriendo que el ataque podría ocurrir en cuestión de días. De hecho, la advertencia pública por parte de la Embajada de Estados Unidos el 7 de marzo advertía de posibles ataques terroristas en los dos próximos días.
Hombres armados entraron al salón el 22 de marzo, matando a 144 personas, el ataque más mortífero en Rusia en casi 20 años. El Estado Islámico se atribuyó la responsabilidad del ataque, y Rusia acusó a cuatro hombres de Tayikistán, acusándolos de llevar a cabo la masacre.
Pero el presidente Vladimir V. Putin y otros funcionarios de alto rango continúan afirmando, sin evidencia, que Ucrania podría haber tenido un papel en el ataque, una declaración que funcionarios estadounidenses han calificado repetidamente de infundada.
La noticia de que la advertencia de Estados Unidos especificaba el objetivo preciso del ataque fue reportada anteriormente el martes por The Washington Post.
Estados Unidos trabaja intensamente para recopilar inteligencia sobre posibles planes del Estado Islámico y su rama con base en Afganistán, ISIS-Khorasan.
Con esa información, Estados Unidos ha logrado alertar tanto a Rusia como a Irán, antiguos adversarios, sobre objetivos específicos que el Estado Islámico planeaba atacar. Pero en ambos casos las advertencias no fueron tomadas en serio, al menos no lo suficiente para detener la violencia.
Algunos funcionarios occidentales dijeron que Rusia prestó algo de atención a la advertencia entregada por la estación de la CIA en Moscú, y tomaron medidas para investigar la amenaza. Pero la nueva información plantea preguntas sobre por qué la inteligencia rusa no logró mantener niveles de seguridad más altos. En el momento del ataque, no se implementaron medidas de seguridad adicionales en el lugar.
Los funcionarios occidentales han dicho que cuando el ataque no se materializó de inmediato, Rusia pareció bajar la guardia, considerando potencialmente falsa la advertencia estadounidense.
El martes, la agencia de noticias estatal rusa Interfax informó que Sergei Naryshkin, jefe del Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia, dijo que la advertencia estadounidense era “demasiado general” y, como resultado, no permitió a las autoridades identificar a los posibles atacantes.
La Casa Blanca, la CIA y otros funcionarios de inteligencia declinaron hacer comentarios sobre los nuevos detalles de la advertencia. Pero los funcionarios de la Casa Blanca han reconocido previamente la amplia advertencia dada a Rusia.
Días antes del ataque, el Sr. Putin estaba desestimando las advertencias estadounidenses, diciendo que eran “chantaje descarado” y intentos de “intimidar y desestabilizar nuestra sociedad”.
Mientras que los servicios de seguridad rusos se enfocaban en el terrorismo décadas atrás, ahora están enfocados en los opositores domésticos del Sr. Putin.
Los expertos han dicho que la represión ha diluido el enfoque en el terrorismo por parte de los servicios de seguridad, potencialmente contribuyendo al fracaso de poder utilizar la advertencia estadounidense para prevenir el ataque.
Puede parecer extraño a primera vista que Estados Unidos advierta a un país adversario como Rusia sobre un ataque, pero bajo la ley las agencias de inteligencia estadounidenses tienen el “deber de advertir”. Si las agencias de espionaje obtienen información sobre un posible ataque, deben avisar al objetivo, para permitirles tomar medidas para protegerse.
Pero la guerra en Ucrania, y el apoyo militar de Estados Unidos a Kiev, ha creado tensión y sospechas entre Moscú y Washington no vistas desde la Guerra Fría. Eso parece haber llevado al Sr. Putin y sus principales asesores a desestimar la advertencia estadounidense.