Ha llegado el feriado bancario de agosto, la señal para que millones vuelvan al trabajo después de las vacaciones que hayan logrado disfrutar. Durante este fin de semana, muchos británicos regresarán a casa desde Europa a través de puertos, aeropuertos y el Túnel del Canal. Sus viajes pueden haber incluido retrasos frustrantes y controles fronterizos, pero no habrá otro verano tan tranquilo como el de 2024 por muchos años venideros.
En un par de meses, la Unión Europea comenzará a imponer su nuevo “Sistema de Entrada-Salida” (EES) a los ciudadanos del Reino Unido. Esto significa reconocimiento de huellas dactilares y biométrico para cada visitante británico al área Schengen de la UE para fin de año. A partir de noviembre de 2025, tendremos que obtener un visado de facto para la entrada anticipada, a un costo de €7 (£6) por un permiso de tres años. Nadie duda de que el EES resultará en retrasos y mayores costos tanto para los viajeros como para las autoridades de control fronterizo. Por ejemplo, a los pasajeros de autos que llegan a Dover se les ha dicho que el proceso podría durar 15 horas antes de abordar un transbordador. El Reino Unido apoyó el fortalecimiento de las fronteras de la UE cuando era un estado miembro. Después del Brexit, el Reino Unido ahora enfrenta las consecuencias desde el otro lado de la cerca.
