Cuando el Presidente Gustavo Petro de Colombia anunció en redes sociales el domingo que había rechazado aviones militares de los EE.UU. llevando deportados, el Presidente Trump actuó duramente. Amenazó con aranceles y sanciones tan extremas que obligaron a Petro a retroceder. “Lo presionaron hasta que tuvo que ceder”, dijo Jorge Enrique Robledo, exsenador colombiano. Posteriormente, la Casa Blanca y el gobierno de Petro anunciaron que Colombia recibiría a todos los deportados colombianos, incluidos los que llegaran en aviones militares, y Trump se declaró victorioso. La crisis centró la atención en los esfuerzos de deportación de la administración Trump pero también planteó preguntas sobre por qué los aviones militares que deportaban a los migrantes molestaron a Petro y a otros líderes latinoamericanos.
¿Siempre se han utilizado aviones militares para la deportación? No, rara vez, si es que alguna vez lo ha hecho el personal de defensa según lo que dicen.
Como parte de la ofensiva de la administración Trump contra la migración ilegal, el presidente Trump firmó un decreto la semana pasada autorizando a las fuerzas armadas de EE.UU. a asistir en la seguridad de la frontera. El secretario interino de defensa en ese momento, Robert Salesses, dijo en un comunicado el miércoles pasado que el Departamento de Defensa “proporcionaría transporte aéreo militar” para apoyar al Departamento de Seguridad Nacional en la deportación de más de 5,000 “extranjeros ilegales”. Salesses dijo que estas personas estaban bajo custodia de la Patrulla Fronteriza de EE.UU. en la frontera sur. Mencionó que los vuelos tendrían lugar luego de que el Departamento de Estado obtuviera “las autorizaciones diplomáticas necesarias” y notificara a cada país. SImbólicamente, sin embargo, los aviones militares están ganando importancia en el mensaje de la administración sobre sus esfuerzos para combatir la migración.