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Claudia Sheinbaum respondió el miércoles a la propuesta del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, de cambiar el nombre del Golfo de México, sugiriendo que el territorio de EE. UU. que antes formaba parte de México debería llamarse “Estados Unidos Mexicanos”.
Los comentarios de la presidenta de México se produjeron después de que Trump el martes pidiera que el Golfo de México se llamara “Golfo de América” y que Canadá se convirtiera en un estado de EE. UU. en declaraciones que podrían socavar uno de los bloques comerciales más grandes del mundo.
Las propuestas de Trump se dieron durante una conferencia de prensa sin restricciones, en la que también se negó a descartar el uso de la fuerza para obtener Groenlandia o tomar el control del Canal de Panamá.
El presidente electo, que asume el cargo en menos de dos semanas, ha amenazado con imponer aranceles del 25 por ciento a todas las importaciones de México y Canadá a menos que sus vecinos hagan más para detener el cruce de migrantes y drogas en sus dos fronteras, a pesar del acuerdo de libre comercio entre los tres países, el T-MEC.
En su conferencia de prensa matutina del miércoles, Sheinbaum señaló que parte del territorio de EE. UU., incluyendo California y Texas, formaba parte del imperio español y luego de México independiente hasta que cedió la tierra a Washington en el siglo XIX.
“Lo vamos a llamar ‘Estados Unidos Mexicanos’, ¿suena bien, no?”, dijo a los reporteros, mostrando un mapa de la región de la era colonial de 1607.
Los líderes de México y Canadá están luchando por encontrar la mejor manera de responder a la retórica cada vez más agresiva de Trump contra sus países sin alienar a sus audiencias nacionales.
Justin Trudeau, primer ministro de Canadá, quien voló al resort Mar-a-Lago de Trump para cenar a finales de noviembre después de que se sugiriera por primera vez la amenaza de aranceles, dijo que “no había ni una oportunidad en el infierno” de que su país se convirtiera en parte de EE. UU.
Más temprano en la semana, el primer ministro conservador de Ontario, Doug Ford, hizo a Trump una “contraoferta” para comprar Alaska y Minnesota, dos estados de EE. UU. que comparten fronteras con Canadá.
En diciembre, Ford lanzó una campaña publicitaria multimillonaria promocionando los lazos económicos y culturales de Ontario con EE. UU. en un esfuerzo por contrarrestar el antagonismo de Trump contra Canadá.
Melanie Joly, ministra de Relaciones Exteriores de Canadá, dijo que los comentarios de Trump “muestran una completa falta de comprensión de lo que hace a Canadá un país fuerte”. “Nunca retrocederemos ante las amenazas”, dijo en X.
Sheinbaum, una líder de izquierda que asumió el cargo en octubre, ha tomado un enfoque algo más combativo hacia Trump que otros líderes mundiales desde que ganó las elecciones en EE. UU. Inicialmente insinuó aranceles retaliatorios contra Washington, aunque los dos han hablado por teléfono desde entonces y han evitado hacer comentarios despectivos sobre el otro en público.
Su gobierno se está preparando para deportaciones masivas de mexicanos y posiblemente ciudadanos de otros países a lo largo de su frontera norte, así como presiones para una mayor participación de EE. UU. en la lucha contra los cárteles de la droga, además de una posible guerra comercial.
Georganne Burke, partidaria republicana nacida en EE. UU., socia de la firma de cabildeo conservadora con sede en Ottawa, Pathway Group, dijo que Trump sabe que ni Canadá ni México tienen la intención de renunciar a su soberanía.
“Ha estado provocando a los canadienses, pero creo que la reacción exagerada no ha sido justificada”, dijo.