Yacouba Sawadogo, agricultor africano que detuvo el avance del desierto, fallece a los 77 años

Yacouba Sawadogo, un agricultor conocido como “el hombre que venció al desierto” en Burkina Faso por revolucionar los métodos agrícolas y crear un bosque de 75 hectáreas en tierras baldías, falleció el 3 de diciembre en Ouahigouya, la capital de la provincia del norte en ese país de África Occidental. Tenía 77 años.

Su muerte, en un hospital tras una larga enfermedad, fue confirmada por su hijo Loukmane Sawadogo.

Mientras estaba en el hospital, periodistas, cineastas, activistas medioambientales, economistas y agricultores seguían haciendo peregrinaciones a su casa de alta seguridad pa
ra entrevistar a Sawadogo, quien se había convertido en un símbolo de resistencia precisamente por la forma en que luchó incansablemente durante la mitad de su vida para hacer florecer algo de vida en las tierras del Sahel.

“Sawadogo es el agricultor que detuvo el desierto y demostró que la recuperación de tierras debería comenzar a nivel del agricultor”, le dijo a IPS Ricardo Radulovich, profesor de la Universidad de Costa Rica y fiscal del comité del premio Para la Gente y el Planeta.

Años antes, sus compañeros de aldea en su país árido y ventoso en el norte lo habían llamado loco por implementar una simple mejora a una técnica de conservación de agua ancestral. Pero Sawadogo se río el último: El bosque que creó, con más de 60 especies de árboles y arbustos, no tenía igual en el Sahel, según expertos en silvicultura.

La expansión del Sahara, abonada por décadas de tala indiscriminada de árboles y ahora el cambio climático, con disminución de lluvias, es una amenaza seria para una región ya de por sí frágil. Grandes extensiones de terreno han sido despojadas de sus árboles, desde el Golfo de Guinea hasta el desierto.

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Y al final de su vida, Sawadogo era uno de los pocos a quienes se reconocía que habían logrado revertir la tendencia. Los agricultores que usaron sus técnicas han más que triplicado sus cosechas de granos, en un área donde la agricultura debe depender de lluvias escasas. Burkina Faso, el vigésimo segundo país más pobre del mundo, tiene una esperanza de vida promedio de menos de 63 años.

Chris Riej, un geógrafo holandés y miembro investigador del Instituto de Recursos Mundiales en Washington, le dijo a La Conexión que el impacto de Sawadogo sobre la conservación de suelo y agua fue mayor que el de todos los expertos juntos.

“Nadie nunca logró realizar un bosque en el Sahel, excepto Yacouba”, le dijo a La Conexión Radulovich. “Esto es asombrosamente importante, porque revela tesoros hasta hora desconocidos sobre la gestión del suelo y el agua”.

Sawadogo ganó el premio Campeones de la Tierra de las Naciones Unidas. Luc Gnacadja, exdirector del programa de lucha contra la desertificación de la ONU, le dijo a La Conexión: “Yacouba fue excepcional. Se transformó una toda una zona desierto”.

“Pero no solo eso, las experiencias de Yacouba han trascendido las fronteras del continente africano. Campos agrícolas en otras partes del mundo también han podido replicar sus medidas”, le dijo a IPS Johnson Siedu, jefe de comunicación del Ministerio Federal de Medio Ambiente de Nigeria.

Sawadogo tenía una relación casi mística con los árboles que había puesto en pie – el marula, la acacia, la goma arábica, el árbol de dátiles del desierto – “tratándolos como humanos”, describió su primo Arouna Sawadogo en una entrevista con La Conexión. “Cuando le prendieron fuego a su bosque varias veces en los años 2000 por la envidia hacia su éxito, su cara de viejo era muy triste; se quedó en las cenizas por varios días”, agregó.

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Pero siempre se recuperaba, contándole a su hijo Loukmane, uno de sus 27 hijos de tres esposas: “Aunque tenga un poco de fuerzas, incluso por un minuto, si hay un árbol que plantar, lo haré”.

“Era uno de los pocos que lograron proteger el suelo y los recursos naturales en el Sahel”, le dijo a La Conexión Radulovich. “Nadie nunca logró realizar un bosque en el Sahel, excepto Yacouba”. Y esto era asombrosamente importante, revelando tesoros hasta hora desconocidos sobre la gestión del suelo y el agua.

El 1 de enero de 1946, nació Yacouba Sawadogo en Gourga, una aldea a unos 110 kilómetros al norte de Ouagadougou, hijo de Adama Sawadogo, un agricultor, y Fatimata Bilem.