La familia Hasych huyó de Pokrovsk este verano. Pero están decididos a no olvidar el lugar al que todavía llaman hogar. La madre de Anna, Yulia, dice que está contenta de ver a sus hijas practicando Shchedryk. “No olvidaremos la historia de nuestro pueblo”, dice ella.
Para Anna, la melodía le trae recuerdos. “Cuando la tocaba en casa parecía alegre. Me recordaba al invierno y a la Navidad”, dice. “Ahora es más una canción triste para mí porque me recuerda a casa, y realmente quiero volver”.
Pero para una banda militar ucraniana, Shchedryk se ha convertido en una canción para inspirar resistencia. Incluso la tocan en las trincheras, usando armas como improvisados instrumentos.
Pueden ser músicos, pero su comandante me recuerda que son soldados primero. Todos han pasado tiempo en la línea del frente. El coronel Bohdan Zadorozhnyy, jefe de la banda y su director, dice que la canción ayuda a levantar el ánimo de los soldados. “Esos ritmos animan a los chicos en el frente e los inspira a pelear”, dice.
Roman, de 22 años, usa una caja de lanzacohetes, llena de arroz, para agitar enérgicamente al compás de la música. Shchedryk, dice, es el “orgullo de nuestro país, es libertad, está en nuestras almas, se me ponen los pelos de punta con esta canción”.
El coronel Zadorozhnyy dice que Shchedryk muestra que Ucrania es una nación civilizada, ahora en guerra, luchando por su identidad.