Los eventos comenzaron cuando la policía allanó la granja de la secta en Oratorio, al sureste de la Ciudad de Guatemala, el viernes, llevando a los niños al cuidado. Los fiscales dijeron que existían sospechas de “embarazos forzados, maltrato de menores y violación”. Pero dos días después, alrededor de 100 familiares de los niños, todos miembros de la secta, se reunieron fuera del centro donde estaban retenidos para pedir su regreso. Algunos miembros de la secta luego forzaron la puerta e intentaron secuestrar a los niños y adolescentes refugiados allí, dijo la Fiscalía General. Pero los niños fueron interceptados por las autoridades y puestos en un minibús blanco, informaron los medios locales. Con la ayuda de la policía, el centro “logró localizar y proteger a todos nuevamente”, agregó la Fiscalía General. Las autoridades habían intentado verificar el bienestar de los niños anteriormente, pero fueron impedidas de ingresar a la granja por miembros de la secta. Las autoridades estiman que la comunidad está formada por unas 50 familias que residen en Guatemala, Estados Unidos, Canadá y otros países. La Comunidad Judía de Guatemala emitió un comunicado desvinculándose de la secta, describiéndola como ajena a su propia organización. Expresó su apoyo a las autoridades guatemaltecas en la realización de investigaciones necesarias “para proteger la vida y la integridad de los menores y otros grupos vulnerables que puedan estar en riesgo”.