Los activistas contra la violencia sexual han estado afuera del tribunal durante todo el juicio y esperan que pueda provocar una reforma de las leyes de violación en Francia y cambiar el debate sobre la cultura de la violación y el asalto sexual inducido por drogas.
“La vergüenza cambia de lado” se ha convertido en uno de los lemas del caso y, en una indicación de la importancia del juicio, el canciller alemán Olaf Scholz agradeció a Gisèle Pelicot por dar a las mujeres de todo el mundo “una voz fuerte”.
“La vergüenza siempre recae en el perpetrador”, agregó Scholz.
Uno de sus abogados, Antoine Camus, dijo a la radio France Info el viernes que el juicio serviría como un “bloque de construcción” y que al hacer que el proceso sea público, Gisèle Pelicot buscaba permitir que la sociedad “se enfrentara [a los problemas] y planteara las preguntas correctas”.
La presidenta de la Asamblea Nacional de Francia, Yaël Braun Pivet, dijo que se había roto un tabú: “El mundo ya no es el mismo gracias a ti”.
El ex primer ministro francés Gabriel Attal esperaba que el juicio masivo por violación enviara una “onda de choque” a través de la educación de cada joven – “porque es aquí donde comienza la lucha por la igualdad y el respeto”.