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WASHINGTON (Reuters) -El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, anunció el sábado que estaba nombrando a Richard Grenell, su ex jefe de inteligencia, como enviado presidencial para misiones especiales, un cargo en el que probablemente impulsará políticas hacia algunos adversarios de Estados Unidos, incluida Corea del Norte.
“Ric trabajará en algunos de los puntos más críticos del mundo, incluyendo Venezuela y Corea del Norte”, dijo Trump en su plataforma de medios Truth Social sin describir más detalladamente las funciones.
Grenell se desempeñó como embajador de Trump en Alemania, enviado especial presidencial para las negociaciones de paz entre Serbia y Kosovo, y como director interino de inteligencia nacional durante el mandato de Trump de 2017 a 2021.
Después de hacer campaña por Trump antes de las elecciones del 5 de noviembre, fue uno de los principales candidatos para secretario de Estado, un cargo que fue para el senador estadounidense Marco Rubio. También fue considerado para ser enviado especial para la guerra en Ucrania, cargo que fue para el general de brigada retirado Keith Kellogg.
Trump asumirá el cargo el próximo mes.
Los presidentes nombran enviados especiales para enfocarse en temas globales o crisis que a menudo van más allá del enfoque de un embajador en las relaciones bilaterales con otro país.
Corea del Norte y Venezuela son adversarios de Estados Unidos, aunque Reuters ha informado que Trump ha considerado la posibilidad de entablar conversaciones directas con el líder norcoreano Kim Jong Un, con la esperanza de reducir los riesgos de conflicto armado.
Qué reciprocidad podría ofrecer Kim a Trump es incierto. Los norcoreanos ignoraron cuatro años de acercamiento del presidente Joe Biden para iniciar conversaciones sin condiciones previas, y Kim se siente más seguro gracias a un arsenal de misiles ampliado y una relación mucho más cercana con Rusia.
Durante su campaña presidencial, Trump calificó al líder venezolano Nicolás Maduro de dictador. Maduro dijo que la reelección de Trump fue “un nuevo comienzo” para las relaciones bilaterales.
Durante su primer mandato, Trump impuso severas sanciones al país sudamericano, especialmente a su industria petrolera clave. Maduro rompió relaciones en 2019.
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