Sirios jubilosos llenan plazas para celebrar victorias

Sitios clave de la extensa red de agencias de inteligencia que durante décadas intentaron aplastar brutalmente los movimientos de oposición se pueden encontrar a lo largo de las mismas calles centrales de la capital siria. En el sótano de la sede de la seguridad estatal, en el distrito de Kafr Sousa de la ciudad, se encuentran fila tras fila de celdas diminutas, cada una de solo dos metros por un metro y protegida por gruesas puertas de acero. En su interior, manchas oscuras marcan las paredes sucias. Los detenidos podían ser retenidos en estas celdas durante meses mientras eran interrogados y torturados. Se encuentran justo debajo del nivel de la calle, en una carretera concurrida por donde pasaban cada día miles de sirios ordinarios, yendo a sus vidas diarias a solo unos metros de donde sus compatriotas estaban siendo detenidos y torturados. A poca distancia se encuentra la Dirección de Inteligencia General, otra parte de la antigua red de agencias de espionaje de Siria. Hay una gran cantidad de registros, evidencia de cómo el régimen de Assad solía monitorear a sus ciudadanos. Hay fila tras fila de archivos en papel en armarios y, en algunas habitaciones, montones de cuadernos apilados de piso a techo. Cerca está una sala de servidores de computadora. Los pisos y las paredes son de un blanco prístino y las unidades de almacenamiento de datos negras zumban silenciosamente. La electricidad se ha cortado en gran parte de Damasco, pero parece que esta instalación era tan importante que tenía su propia fuente de energía.

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