Los fiscales han basado sus demandas de sentencia ante el tribunal en factores agravantes. Cuántas veces los acusados acudieron a la casa de Pelicot, si tocaron a Gisèle Pelicot sexualmente y si la penetraron.
Joseph C, de 69 años, un entrenador deportivo jubilado y abuelo cariñoso, enfrenta cuatro años de prisión por agresión sexual si es declarado culpable. Esa es la sentencia más indulgente solicitada por los fiscales.
En el extremo opuesto de la escala, está Romain V, de 63 años, quien enfrenta 18 años de prisión. Él sabía que era VIH positivo y se le acusa de violar a Gisèle Pelicot en seis ocasiones separadas sin usar protección, aunque su abogado dijo al tribunal que había recibido tratamiento durante varios años y no podía haber transmitido el virus.
Los fiscales han podido entrar en este nivel de detalle porque, inusualmente para un juicio por violación, hay una cantidad asombrosa de pruebas, ya que se filmaron presuntos asaltos durante casi una década por Dominique Pelicot.
Ha admitido todos los cargos en su contra y ha dicho al tribunal que los 50 acusados son culpables también.
Todas las pruebas en video significan que ninguno de los hombres ha podido negar que hayan ido a la casa de los Pelicot. Pero la mayoría niega vehementemente los cargos de violación agravada que conllevarían sentencias severas.
La ley de violación de Francia define la violación como cualquier acto sexual cometido por “violencia, coerción, amenaza o sorpresa”; no hace referencia a la necesidad de consentimiento.
Por lo tanto, también argumentan que no pueden ser culpables de violación porque desconocían que Gisèle Pelicot no estaba en condiciones de otorgar su consentimiento.
“No puede haber delito sin la intención de cometerlo”, dijo un abogado defensor.
“Mi cuerpo la violó, pero mi cerebro no”, insistió el bombero voluntario Christian L, en un ejemplo del razonamiento retorcido ofrecido por algunos de los hombres.
El único hombre de los 50 que no está acusado de violar a Gisèle Pelicot es Jean-Pierre M, de 63 años, a quien se le ha apodado el “discípulo” de Dominique Pelicot.
Después de haber aprendido a drogar a su esposa para abusar de ella, lo hizo durante cinco años y lo admite.
Él culpa a sus crímenes por haber conocido a Dominique Pelicot, quien dice que era “reconfortante, como un primo”. Los fiscales solicitan una condena de 17 años de prisión.