Desde 2012, Georgia ha sido gobernada por el partido Georgian Dream, al cual críticos han acusado de intentar alejar al país de la UE y acercarlo a Rusia. El partido afirmó la victoria en las elecciones del mes pasado, pero los diputados de la oposición están boicoteando el nuevo parlamento, alegando fraude, mientras que la Presidenta del país, Salomé Zurabishvili, ha calificado la votación de “anticonstitucional”. El Parlamento Europeo respaldó una resolución, externa describiendo las elecciones como la última etapa de la “empeoramiento de la crisis democrática” en Georgia y diciendo que el partido gobernante era “totalmente responsable”. Expresó particular preocupación acerca de informes de compra de votos y manipulación, intimidación de votantes y acoso a observadores. Después de la resolución, Kobakhidze declaró que su gobierno había “decidido no llevar el tema de unirse a la Unión Europea en la agenda hasta finales de 2028”. Georgia ha tenido estatus oficial de candidato a la UE desde 2023, aunque Bruselas ya había detenido el proceso de adhesión a principios de este año debido a una ley de estilo ruso que apunta a organizaciones acusadas de “buscar los intereses de una potencia extranjera”. Kobakhidze dijo que Georgia seguiría implementando las reformas necesarias para la adhesión y que aún planeaba unirse en 2030, pero añadió que era “crucial que la UE respetara nuestros intereses nacionales y valores tradicionales”. El ex Presidente de Georgia, Giorgi Margvelashvili le dijo a la BBC que el país estaba en un punto de inflexión “sin precedentes”. “Desde que fuimos independientes hace 30 años, éramos claramente pro-occidentales, éramos claramente pro-OTAN y claramente pro-UE, y esto unía a cualquier gobierno que estuviera en el poder. Pero en este caso, vemos que hay una operación coordinada, diría, que es coordinada por un grupo de personas que controlan el poder en Tbilisi y el Kremlin para básicamente llevar a Georgia tan rápido como sea posible a la órbita rusa”.