Al frente de la mayor economía de Europa, ella era, como dice el ex primer ministro italiano Matteo Renzi, la líder de facto de Europa – “la jefa de la Unión Europea”.
“¿Recuerdas cuando [el ex secretario de Estado de EE. UU.] Henry Kissinger solía decir ‘cuál es el número de teléfono de Europa?'”, dice. “Mi respuesta fue: claramente, el número de móvil de Angela Merkel”.
Añade que al juzgar el legado de Merkel – sobre Rusia y demás – es importante recordar las normas de la época.
“No se puede atacar a Angela por las relaciones con Rusia”, dice.
“En 2005, 2006 [ellos] eran un objetivo de todos en Europa, no solo un objetivo de Angela Merkel”.
Bajo la Sra. Merkel, Alemania y sus grandes industrias sedientas de energía se volvieron dependientes de Moscú. Alemania construyó dos gasoductos directamente vinculados a Rusia.
El presidente Zelensky describió ese gas barato como una herramienta geopolítica del Kremlin.
La Sra. Merkel le dice a la BBC que tenía dos motivos con los gasoductos: los intereses comerciales alemanes pero también mantener relaciones pacíficas con Rusia.
Los miembros de la UE y la OTAN en Europa del este estaban en desacuerdo con ella.
El diputado polaco, Radoslaw Fogiel, dijo que el dinero del gas alemán llenaba el cofre de guerra de Rusia – utilizado para financiar la invasión de Ucrania.
La Sra. Merkel insiste en que intentó frenar los ataques rusos a Ucrania utilizando la diplomacia y las negociaciones, que – admite – finalmente fracasaron.
Y la industria alemana ha sido golpeada desproporcionadamente por las sanciones a la energía rusa. Obligada a buscar otros proveedores, el país ahora compra GNL caro. Las empresas dicen que están paralizadas por los costos.
Una nueva era en las relaciones de Europa con Rusia “lamentablemente” comenzó tras la invasión a gran escala de Ucrania, dice la Sra. Merkel.