La provisión de minas terrestres antipersonal es el último movimiento de la administración saliente de EE. UU. para impulsar el esfuerzo de guerra de Ucrania antes de que Donald Trump regrese a la Casa Blanca el 20 de enero.
Rusia ha desplegado minas terrestres liberalmente desde el inicio de su invasión a gran escala en Ucrania en febrero de 2022, pero las objeciones internacionales al uso de tales armas por el riesgo para civiles habían impedido que la administración Biden las autorizara.
El oficial de defensa de EE. UU. confirmó a la BBC que Ucrania se comprometió a utilizar solo minas que permanecieran activas por un período de tiempo limitado.
Las minas “no persistentes” de EE. UU. difieren de las de Rusia, ya que se vuelven inactivas después de un período de tiempo predeterminado, en cualquier lugar desde cuatro horas hasta dos semanas. Están fusionadas eléctricamente y requieren energía de batería para detonar. Una vez que se agota la batería, no detonarán.
Washington ya ha estado proporcionando minas antitanque a Ucrania, pero las minas terrestres antipersonales, que pueden desplegarse rápidamente, están diseñadas para frenar los avances de las fuerzas terrestres.
Anteriormente, se confirmó que misiles del Sistema de Misiles Tácticos del Ejército (Atacms, por sus siglas en inglés) de fabricación estadounidense habían impactado objetivos dentro de Rusia solo días después de que surgieran informes que la Casa Blanca había dado permiso para su uso.
El ministerio de defensa de Rusia dijo que el ataque había apuntado a la región de Bryansk, en la frontera con Ucrania, al norte, la mañana del martes.
Dijo que cinco misiles fueron derribados y uno causó daño, con sus fragmentos iniciando un incendio en una instalación militar.
Pero dos funcionarios estadounidenses dijeron que las indicaciones iniciales sugerían que Rusia había interceptado solo dos misiles de alrededor de ocho disparados por Ucrania.
La BBC no ha podido verificar de forma independiente las cifras contradictorias.
El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, acusó a Washington de intentar escalar el conflicto.
El Kremlin ha prometido retaliar.