Las revelaciones también llevaron a fuertes críticas de las familias de los rehenes, que cada vez están más frustradas con el fracaso del gobierno para asegurar la liberación de sus seres queridos. Dijeron que implicaba una campaña activa para desacreditarlos, llamándola “un bajo moral que no tiene profundidad. Esta es una lesión fatal para los restos de confianza entre el gobierno y sus ciudadanos”. Los documentos fueron publicados en periódicos europeos, supuestamente para evadir las leyes de censura militar en Israel. El Jewish Chronicle (JC) se vio envuelto en un escándalo después de que se descubriera que había publicado historias basadas en una sola fuente anónima. El escritor independiente detrás de los artículos fue despedido, y finalmente los artículos fueron retirados. Los artículos afirmaban que Yahya Sinwar estaba rodeado por un anillo de unos 20 rehenes y que se habían descubierto planes para contrabandear tanto a los cautivos como al líder de Hamas a Egipto. Periodistas de seguridad israelíes de renombre cuestionaron la veracidad de los informes. Varios escritores de alto perfil renunciaron al periódico, acusándolo de carecer de estándares periodísticos. Jonathan Freedland, Hadley Freeman y David Aaronovitch anunciaron que estaban renunciando a sus columnas debido a lo que Freedland describió como “una gran vergüenza” en el periódico judío más antiguo del mundo. En ese momento, el JC dijo que había realizado una “investigación exhaustiva” sobre uno de sus periodistas independientes, Elon Perry, “después de que se hicieran acusaciones sobre aspectos de su historial”. Dijo que “no estaba satisfecho” con algunas de las afirmaciones hechas por el escritor, y por lo tanto eliminó sus artículos y terminó su asociación con él. Elon Perry dijo a BBC News que el JC “cometió un gran error con su declaración”. Dijo que no podía revelar su fuente a los editores del JC y describió una “caza de brujas en mi contra causada por la envidia”. Los artículos de Bild, mientras tanto, se basaban en un conjunto diferente de documentos de inteligencia. Aunque se encontró que eran auténticos, el destacado periodista de seguridad Ronan Bergman encontró que su importancia había sido exagerada en gran medida. Fue la publicación de esta historia lo que desencadenó la investigación por parte de las FDI y los servicios de seguridad, lo que finalmente llevó a los arrestos. Netanyahu ha tratado de distanciarse de las acusaciones, diciendo que el portavoz arrestado nunca había tenido acceso a información clasificada. A pesar de eso, este es un escándalo creciente que ha dañado aún más la ya desgastada relación entre el gobierno y las familias de los rehenes.
