En 2018, Khama entregó las riendas del poder a su leal vicepresidente, Masisi, tal vez con la esperanza de que aún pudiera tener cierta influencia, pero las cosas pronto se torcieron.
Una teoría es que hubo un acuerdo de caballeros de que Masisi nombraría al hermano de Khama, Tshekedi, como vicepresidente, algo que él se negó a hacer.
Khama comenzó a quejarse de que su equipo de seguridad se estaba reduciendo y de que la democracia dentro del BDP estaba siendo socavada.
Masisi también revirtió algunas políticas clave, como una prohibición de la caza de trofeos y puso fin al escepticismo hacia la posibilidad de tener relaciones más estrechas con China.
Un año después de renunciar como presidente, Khama se unió al recién formado Frente Patriótico de Botswana (BPF) diciéndole a la BBC en ese momento que “la democracia de la que nos sentíamos orgullosos en este país ahora está en declive”.
Luego se fue al exilio voluntario a finales de 2021 alegando que había amenazas contra su vida.
Masisi ha rechazado las críticas y a principios de este año describió la acusación de envenenamiento como “impactante”.
“Si se analiza la historia de asesinatos o homicidios en Botswana y los métodos utilizados, el envenenamiento no es uno de los que conocemos mejor, pero últimamente él [Khama] parece ser un experto”, dijo Masisi a France 24, añadiendo que el ex presidente no tenía nada que temer.
Masisi también dijo que los argumentos que Khama ha estado utilizando contra el gobierno y su liderazgo han sido “una letanía de incoherencias”.
No hay absolutamente ninguna posibilidad de reconciliación entre los antiguos aliados, y Khama espera poner fin a los 58 años de poder del BDP, el partido que su padre ayudó a fundar.
Existen oportunidades para obtener votos del gobierno ya que los problemas con la falta de empleo y las acusaciones de corrupción también han perseguido a la administración actual.
Además, el ex presidente sigue gozando de mucho respeto en el país, especialmente entre los votantes mayores y en su zona de origen alrededor de Serowe, donde es jefe supremo y donde el BPF lanzó su manifiesto el fin de semana.
Pero Masisi y el BDP siguen en una posición sólida, especialmente porque la oposición está dividida.
Las elecciones del 30 de octubre ofrecen una oportunidad para que la dinastía Khama vuelva a tener un impacto en el futuro del país.