Trump utilizará aranceles, pero solo para hacer ‘un gran acuerdo en China’: estrategas según Investing.com

En su anticipado segundo mandato, se espera que el ex presidente Donald Trump aproveche los aranceles, no como una estrategia proteccionista a largo plazo, sino como una carta de negociación para asegurar un gran acuerdo con China.

Contrariamente a la narrativa común de guerras comerciales en escalada, los estrategas creen que el objetivo final de Trump es reajustar la relación comercial entre Estados Unidos y China, potencialmente induciendo una importante inversión extranjera directa (IED) china en Estados Unidos.

Históricamente, los aranceles han sido una herramienta favorecida en el playbook económico de Trump, utilizada para presionar a los socios comerciales a negociar.

Sin embargo, los estrategas de BCA Research sugieren que la estrategia arancelaria de Trump en su segundo mandato será fundamentalmente diferente a la empleada durante su primer mandato.

“El ex presidente Trump tiene la intención de utilizar aranceles en su segundo mandato, pero con el objetivo de lograr un gran acuerdo en China. Tal acuerdo, sorprendentemente, incluiría inducir a Pekín a aumentar la IED en los Estados Unidos,” dijeron analistas de BCA Research en una nota.

Los discursos recientes de Trump, incluyendo su discurso en la Convención Nacional Republicana, indican un cambio en su enfoque. Mencionó los aranceles solo dos veces durante su discurso de la convención de 2024, en marcado contraste con su retórica anterior.

Es importante destacar que estas menciones fueron en el contexto de obligar a China a trasladar sus operaciones de manufactura de México a Estados Unidos. Esto indica un giro hacia el uso de aranceles como un medio para obligar a China a invertir directamente en la economía estadounidense, en lugar de simplemente penalizar las importaciones chinas.

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El concepto de un “gran acuerdo” con China subraya la estrategia de Trump. Tal acuerdo probablemente involucraría a China comprometiéndose a aumentar sus inversiones en EE. UU., especialmente en sectores que crean empleos y fortalecen la fabricación estadounidense. Esto refleja negociaciones comerciales exitosas de la década de 1980, donde las concesiones económicas se intercambiaban por condiciones favorables.

Los analistas argumentan que la estrategia económica actual de China se alinea con los objetivos de Trump. Ante el aumento de los riesgos económicos y la necesidad de diversificar sus inversiones, es posible que China esté más inclinada a negociar un acuerdo que beneficie a ambas naciones.

La oleada de IED china en México como parte de su estrategia de reducción de riesgos demuestra la disposición de Pekín a mover capital al extranjero. La estrategia de Trump apuntaría a redirigir estas inversiones hacia Estados Unidos, ofreciendo a China condiciones comerciales favorables a cambio.

Para los inversores, la estrategia arancelaria de Trump presenta tanto riesgos como oportunidades. La retórica inicial de tensiones comerciales renovadas podría desencadenar volatilidad en el mercado, afectando particularmente a las acciones de pequeña capitalización y al dólar estadounidense. Sin embargo, los analistas aconsejan a los inversores que permanezcan cautelosos y eviten tomar decisiones precipitadas basadas en temores tempranos de una guerra comercial. La creencia es que la estrategia de Trump finalmente conducirá a una resolución en lugar de un conflicto prolongado.

Se alienta a los inversores a “desvanecer la histeria” que rodea las amenazas arancelarias de Trump y en cambio enfocarse en las implicaciones a largo plazo de un posible acuerdo con China.

Si tiene éxito, tal acuerdo podría estabilizar las relaciones comerciales entre Estados Unidos y China, atraer una inversión extranjera significativa y fortalecer sectores como la fabricación y la tecnología en EE. UU.

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