Debemos salvar a los ucranianos de la catastrófica escasez energética invernal.

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El escritor es comisionado de energía de la UE

A medida que la mayoría de los europeos continúan disfrutando del cálido clima veraniego, los fríos meses de invierno que se avecinan pueden parecer un pensamiento lejano. Sin embargo, el próximo invierno probablemente pondrá a prueba la resiliencia del pueblo ucraniano de una manera no vista en nuestro continente desde la Segunda Guerra Mundial. Tras su invasión a gran escala en febrero de 2022, Rusia ha atacado la infraestructura energética de Ucrania con masivos bombardeos aéreos, capturado instalaciones energéticas, como la planta de energía nuclear en Zaporizhzhia, y destruido líneas de transmisión eléctrica.

En los últimos meses, los ataques a la infraestructura energética civil han ido escalando en naturaleza e intensidad, destruyendo plantas de generación de energía, distritos de calefacción, generadores de respaldo y sitios de almacenamiento. La utilización de la energía de esta manera es sin precedentes en conflictos modernos.

A medida que los trabajadores energéticos de Ucrania reparan los daños y reactivan las líneas, muchas instalaciones han sido atacadas y destruidas nuevamente, haciendo que la reconstrucción sea un esfuerzo sísifo. Hasta la fecha, Rusia ha destruido o capturado alrededor de 9GW de la producción de electricidad de Ucrania. Esto equivale a la mitad de la electricidad que Ucrania necesita en invierno, y representa el equivalente al consumo pico de electricidad de Portugal, un país con más de 10 millones de habitantes.

El déficit de Ucrania en la producción de electricidad ha obligado al gobierno a introducir cortes de electricidad en todo el país. En algunas ciudades, los hogares tienen acceso a la electricidad solo unas pocas horas al día, interrumpiendo en gran medida sus vidas diarias.

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Los meses cálidos esconden el peor impacto. Sin electricidad significa no tener acceso a servicios básicos: las bombas de agua y las redes de alcantarillado no funcionarán y la calefacción estará apagada. En temperaturas invernales heladas, algunos lugares en Ucrania podrían simplemente volverse inhabitables. Las personas mayores, los niños y las partes vulnerables de la población serían los más afectados. Donde la carga eléctrica ya esté en un punto crítico, algunas áreas podrían colapsar bajo el peso de la demanda adicional de personas desplazadas. Con una caída en la actividad económica, los ingresos fiscales disminuirán, ampliando el déficit presupuestario de Ucrania y disminuyendo su capacidad para sostener la lucha nacional por la libertad. El riesgo de una catástrofe humanitaria es alto.

La administración ucraniana está luchando con valentía para hacer frente a esta situación. La UE, junto con la comunidad internacional, ha estado apoyando a Ucrania de todas las formas posibles con la reparación y reconstrucción del sector energético. El G7 ha proporcionado un punto focal para la coordinación. Las conferencias regulares de reconstrucción de Ucrania han puesto el tema en foco. La UE ha movilizado, en asociación con la comunidad energética, 500 millones de euros para asistencia en el sector energético. El Mecanismo de Protección Civil de la UE ha entregado asistencia en especie, incluyendo más de 8.000 generadores y más de 3.300 transformadores. Los operadores europeos están proporcionando electricidad.

Pero se debe hacer mucho más por parte de la comunidad internacional. Para evitar un desastre humanitario en Ucrania, debemos intensificar un esfuerzo logístico y de asistencia sin precedentes ahora.

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Pido acción en seis áreas. Primero, en la medida de lo posible, las instalaciones de generación de energía y calefacción dañadas deben ser reparadas y reactivadas. Segundo, el mayor número posible de generadores descentralizados a pequeña escala, que puedan entrar en funcionamiento rápidamente, deben ser transferidos a Ucrania. Tercero, los sistemas fotovoltaicos de tejado solar deben ser desplegados lo más rápido posible para garantizar energía para hospitales, escuelas, edificios públicos y residenciales. La generación de electricidad descentralizada está menos expuesta al ataque ruso. Cuarto, el volumen máximo de electricidad que se pueda exportar a Ucrania desde otros lugares de Europa debería expandirse gradualmente. Quinto, la capacidad de interconexión en las fronteras debe expandirse. Y finalmente, se debe fortalecer la defensa pasiva de la infraestructura energética y la defensa aérea alrededor de las instalaciones críticas. Un esfuerzo coordinado y bien dirigido puede contribuir en gran medida a reducir la brecha.

Los gobiernos y empresas pueden donar al Fondo de Apoyo Energético de Ucrania, operado por la comunidad energética. Esta es la forma más rápida y confiable de adquirir equipos energéticos para Ucrania. El Mecanismo de Protección Civil de la UE puede entregar repuestos y equipos usados que se ajusten a las necesidades de Ucrania. Los bancos multilaterales pueden ayudar en la mitigación de riesgos de proyectos, a través del apoyo a seguros y garantías. Las empresas pueden ayudar a capacitar a los trabajadores en Ucrania o ayudar a instalar material, como paneles solares y inversores, en el terreno. Los ciudadanos pueden ayudar a través de financiación colectiva.

Insto a todos los que tengan la capacidad de ayudar a Ucrania antes de que llegue la temporada de frío a que lo hagan. La Comisión Europea ayudará a entregar su apoyo. Se necesita un esfuerzo sin precedentes de solidaridad y generosidad hoy. Ucrania no debe ser dejada sola mientras se prepara para su invierno más difícil hasta ahora.

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