Ahora que ha dominado, la rutina de barras asimétricas que la gimnasta Kaylia Nemour ha preparado para los Juegos Olímpicos de París es un espectáculo digno de verse: 30 segundos fluidos pero peligrosos, tan llenos de dificultad que la han convertido en favorita para medalla en el evento.
Cuando Nemour la presentó en competencia el mes pasado, produjo la puntuación más alta registrada en las barras desde los Juegos Olímpicos de Tokio. Pero aunque pueda asombrar a los fanáticos en su país de origen en estos Juegos, no lo hará bajo la bandera francesa.
En cambio, Nemour, de 17 años, está compitiendo por Argelia, resultado de un cambio de nacionalidad el año pasado que siguió a un prolongado conflicto con la federación francesa de gimnasia, lo que ha hecho que el país anfitrión pierda posiblemente su mejor oportunidad de medalla en uno de los escenarios más destacados de los Juegos.
El conflicto que separó a Nemour de la federación francesa comenzó con una lucha de poder sobre los lugares de entrenamiento antes de los Juegos, pero desde entonces ha degenerado en acusaciones de sobreentrenamiento, intercambios cáusticos y una investigación administrativa de 18 meses que concluyó el pasado diciembre que la federación estaba “acosando” al gimnasio de Nemour en Avoine, un pueblo en el oeste de Francia.
“El sueño de Kaylia era representar a su país, Francia, en los Juegos Olímpicos, como cualquier atleta de alto nivel”, dijo su madre, Stéphanie Nemour, quien también es la presidenta del gimnasio. “Tenemos gimnastas angustiados aquí que no entienden por qué la federación que se supone que debe cuidarlos actúa de esta manera”.
A través de una portavoz, la federación declinó hacer comentarios sobre su disputa con Nemour y sus entrenadores o sobre su separación con la federación.
El camino de Nemour al equipo nacional francés parecía excepcionalmente sencillo. Mientras que muchos gimnastas aspirantes tienen que mudarse o viajar largas distancias para entrenar para carreras de élite, los Nemour tuvieron la suerte de establecerse a menos de una milla del Avoine Beaumont Gymnastique, un gimnasio donde Marc y Gina Chirilcenco han entrenado a una corriente constante de gimnastas de élite durante los últimos 30 años.
Su potencial era obvio desde temprana edad, según Marc Chirilcenco. “Tiene una conciencia excepcional del aire, y por mucho tiempo, simplemente se divertía con ello”, dijo. En 2020 y 2021, mientras aún era junior, Nemour venció a sus compañeras mayores en varios eventos franceses. En 2021, se convirtió en la campeona nacional en las barras asimétricas.
Al mismo tiempo, la federación francesa de gimnasia anunció nuevas directrices de entrenamiento. En lugar de elegir su lugar de entrenamiento, todos los aspirantes olímpicos estarían obligados a entrenar a tiempo completo bajo el amparo del Instituto Nacional del Deporte, la Experiencia y el Rendimiento, ya sea en Vincennes, un suburbio de París, o en St.-Etienne, en el sureste de Francia.
Para los aspirantes olímpicos que entrenan en Avoine, un pequeño grupo que incluía a Nemour, el edicto fue un golpe significativo. Nemour dijo que dejar su ciudad natal “ni siquiera era una opción”.
“He estado aquí prácticamente desde que nací”, dijo. “Mi casa está a poca distancia del gimnasio. Estoy muy contenta con mis entrenadores. ¿Por qué me iría?”
Un problema paralelo añadió combustible al fuego. En 2021, se descubrió que Nemour tenía osteocondritis avanzada, una inflamación que a menudo está relacionada con el estrés repetitivo en una articulación. El cirujano de Nemour optó por realizar injertos óseos en sus rodillas “para darle la mejor oportunidad de volver a un alto nivel”, dijo Stéphanie Nemour.
Si bien la osteocondritis puede ser común en gimnastas e incluso congénita, la gravedad de la condición de Nemour llevó a la federación francesa de gimnasia a preguntarse si había sido causada por sobreentrenamiento, un cargo que había surgido antes con atletas que trabajaban con los Chirilcencos.
Cécile Nony, reportera de gimnasia para el periódico francés L’Équipe, dijo que la pareja era conocida por “buscar una alta dificultad a una edad demasiado temprana”. Chirilcenco refutó la acusación: “Entrenamos aproximadamente la misma cantidad de horas que otros centros de entrenamiento franceses, y no tenemos más lesiones”, dijo.
Los dos problemas – la ubicación de entrenamiento de Nemour y su salud – pronto se confundieron. Cuando Nemour recibió luz verde de sus médicos personales para reanudar el entrenamiento en marzo de 2022, el médico de la federación se negó a estar de acuerdo.
Chirilcenco pronto perdió su puesto como entrenador nacional. El gimnasio fue despojado de su estatus como centro de entrenamiento estatal – perdiendo financiamiento en el proceso – y la federación pidió a las autoridades regionales que investigaran a los Chirilcencos y lo que acusaba de su “excesiva influencia sobre atletas menores y puesta en peligro de ellos”. Después de 47 entrevistas con gimnastas, padres y personal, la investigación finalmente eximió a los entrenadores.
La idea de competir por Argelia surgió como una salida del enfrentamiento. El padre de Nemour tenía un pasaporte argelino porque sus padres habían nacido en el país, y Nemour tenía derecho a uno también. “Quería una solución, para evitar pasar otro año sin poder competir”, dijo.
Los funcionarios de gimnasia argelinos la recibieron con los brazos abiertos. Una atleta del calibre de Nemour tenía el potencial de elevar el perfil del deporte no solo en el país, sino en toda África, que nunca había ganado una medalla mundial u olímpica en la gimnasia femenina.
Francia no dejó ir tan fácilmente a Nemour, sin embargo. Según las reglas internacionales, los gimnastas deben obtener una carta de liberación de su federación anterior para competir bajo una nueva bandera, o enfrentar un retraso de un año. Solo la intervención del ministro de Deportes francés el año pasado la liberó a tiempo para clasificarse para los campeonatos del mundo de 2023.
Allí, en octubre, Nemour ganó la medalla de plata en las barras asimétricas a los 16 años. No se dio cuenta de lo que significaba el resultado para la gimnasia africana, dijo, hasta que comenzó a recibir una avalancha de mensajes y solicitudes de entrevistas. “Fue un shock”, dijo. “Hubo tanto apoyo de Argelia que estoy muy feliz de representar al país.”
Una medalla olímpica sería un avance aún mayor. Si bien las barras asimétricas le ofrecen su oportunidad más prometedora – se clasificó para la final de aparatos con la puntuación más alta el domingo – Nemour también ha surgido recientemente como una amenaza en general: es la cuarta gimnasta mejor clasificada que entra en la final del jueves.
Para Francia, que tiene una historia respetada en gimnasia pero rara vez figura entre los favoritos a medalla en los Juegos Olímpicos, la pérdida de una atleta de su habilidad es incalculable. “Con Kaylia, el equipo francés tenía al menos el doble de probabilidades de ganar una medalla en equipo en unos Juegos en casa, aparte de su potencial individual”, dijo Nony, la periodista deportiva. (En la ronda de calificación del domingo, Francia no logró clasificar para ninguna final femenina).
Con la pesadilla atrás, Nemour dijo que no sentía “ninguna angustia” por competir por otro país en París.
“Los Juegos Olímpicos eran una meta que me había propuesto”, dijo. “Ya sea por Francia o Argelia, seguiré siendo yo, Kaylia, en el suelo.”
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